«Happy City», ya lo saben

«Happy City», ya lo saben

POR  DOMINGO ABRÉU COLLADO
Tal y como veníamos comentando hace varias semanas, el plan con la zona cañera de San Pedro de Macorís es convertirla en un sembrado de casas sepultando para siempre los terrenos productivos que rodean la otrora «Sultana del Este».

Uno de esos «sembrados de casas» está anunciado en esa valla como una «happy city» a ser construida desde que reúnan con qué. Es decir, desde que caigan los interesados vengan de donde vengan y con los cuartos que vengan.

Es el mismo plan que se tiene con el área protegida del río Cumayasa y la Cueva de las Maravillas. Un plan que ha tenido un «corito» que no ha cesado de difundir la «destrucción» de la Cueva de las Maravillas, y que tiene como propósito vender al mejor postor los terrenos que antes fueron del Consejo Estatal del Azúcar.

Ocurre que ahora esos terrenos alrededor de la Cueva de las Maravillas han cobrado un valor extraordinario por tener el único monumento natural y cultural de la calidad de esta cueva, mucho más luego de su puesta en valor, y mucho más luego de que fuera premiada en una bienal internacional con el Primer Premio y Medalla de Oro a una obra arquitectónica de paisaje, algo con lo que nunca se había encontrado la República Dominicana. Y más todavía con la aceptación que ha tenido entre las compañías turoperadoras que traen grupos a la República Dominicana, y la aceptación de los dominicanos que creen en la necesidad de que nuestros recursos sean defendidos a como dé lugar.

La idea de transformar los cañaverales de San Pedro de Macorís en un sembrado de casas va también en contra de la posibilidad de que esta provincia se convierta de nuevo en una potencia económica, esta vez como parte de la producción de combustibles, como es la producción de etanol a partir de la caña de azúcar o del sorgo, ambos con propiedades excelentes para su industrialización hacia la energía.

La insistencia de ciertos pelafustanes en desacreditar los trabajos realizados en la Cueva de las Maravillas están íntimamente relacionados con el interés que tienen empresarios hoteleros y mobiliares en ocupar los terrenos en torno a la Cueva y al aeródromo construido en sus cercanías.

Pero San Pedro de Macorís no puede darse el «lujo» de ir perdiendo sus tierras y los recursos que la pueden colocar de nuevo en el centro de la economía nacional, tanto en razón de sus futuros recursos energéticos como turísticos, comenzando con la Cueva de las Maravillas.

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Y respondió la Secretaría de Turismo

En atención a lo escrito en Carretera X del domingo pasado, sobre la necesidad de ocuparse de la habilitación turística informativa y educacional de las presas y sus carreteras, la Secretaría de Estado de Turismo respondió que «dentro de los planes de trabajo que está llevando a cabo la Secretaría de Estado de Turismo se encuentra precisamente desarrollar todo el potencial turístico que tiene, no sólo la Presa de Hatillo, sino todas las presas de la República Dominicana.

«Muestra de esto, -sigue diciendo la misiva de Turismo- es que recientemente constituimos el Comité Nacional que se encargará de desarrollar toda la logística para organizar una serie de actividades en los Lagos de las Presas del país entre las que se destacan torneos de pesca, competencias de jet sky y de botes de remos.

«Con este tipo de actividades la Secretaría de Estado de Turismo tiene como objetivo reactivar el turismo interno en las provincias donde existen presas y diseñar un nuevo destino turístico para los visitantes fanáticos de esa disciplina deportiva y también del ecoturismo».

Y sigue diciendo Turismo. «Otra de nuestras metas con esta iniciativa es que además de diversificar la oferta turística de la República Dominicana, procuramos dinamizar las actividades comerciales de los pueblos y alrededores de esas zonas, de forma que las comunidades también se beneficien de la actividad turística».

Y dice más. «Debemos señalar que esta institución está aportando todos los recursos necesarios para llevar a cabo este importante proyecto, donde ya el Comité Nacional, dirigido por los señores Orlando Espinosa, gobernador de San Cristóbal; Victoriano Santos, representante de la provincia María Trinidad Sánchez, Concésar Hernández, encargado de la Oficina de Turismo en Cotuí, entre otros, están trabajando en los pormenores para poner en marcha este proyecto».

Finalmente, «debemos decirles que ya la Secretaría de Estado de Turismo está trabajando arduamente en el desarrollo de un turismo serio, diversificado, donde no sólo salgan ganando nuestros visitantes extranjeros y turistas nacionales, sino también todo el país y las comunidades de esos entornos turísticos, porque de esa manera es que como nación podremos salir adelante».

Pues muy bien… pero en la provincia María Trinidad Sánchez no hay presas, sino en la provincia Sánchez Ramírez. Por otro lado, las competencias de jet sky no son saludables para los lagos de las presas, porque contaminan con gasolina y aceites lubricantes sus aguas, las que alimentan los acueductos de las comunidades. Pero ¿en que capítulo de los proyectos es que están los paneles informativos? Lo dicho por… bueno, la carta no la firma nadie y suena muy general. Pero si quieren… esperaremos a ver.

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Cuando usted tuerce hacia Guayacanes

Usted va por la carretera vieja, que aunque es vieja es nueva… bueno, me explico. Es la carretera vieja con un bulevar nuevo. Bien, la cosa es que usted, por ese bulevar nuevo y moderno,, llega hasta un callejón (que es lo que le han dejado a la playa de Guayacanes) y dobla a la derecha, si va desde Santo Domingo.

Si es de día, usted siente que está entrando a un barrio con una hilera de casas en cuyos patios hay una playa. Si es de noche, usted siente que está entrando a un conglomerado de tugurios donde los chulos y meretrices andan contoneándose con lo que tienen: ellas contoneando traseros, ellos contoneando pistolas. Y al final, la playa.

Si es de día, usted verá una hilera de timbiriches de palos y pedazos de lona y plástico, es decir, «puestos turísticos» para el expendio de comida. Si es de noche, usted absténgase de deambular por ahí.

Eso pasa si tuerce hacia Guayacanes, porque Guayacanes está torcido, su presente está torcido, y la gente que «regentea» su «economía turística» está más que torcida, retorcida. Y lo peor es que como van las cosas con el turismo Guayacanes no tiene futuro cierto, por un lado, y por otro, los daños ocasionados a buena parte de la playa la colocan en un penoso proceso de degradación inexorable que solamente beneficia al hotelerismo privado que con el ejemplo de Guayacanes demuestra que nada público aquí funciona.

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Para cuando llegue diciembre

Diciembre trae consigo los atardeceres más hermosos del año, los crepúsculos más encendidos y coloreados que pueden verse en la República Dominicana y creo que en todo el Caribe insular.

Normalmente, la gente, con la premura de diciembre y sus festejos se pierde la cadena de espectáculos que ofrece este mes a todo lo largo de sus tardes. Esta vez no los deje pasar. Esta vez aproveche cada una de las tardes y dedíqueles por lo menos una hora de contemplación.

Desde ya le aconsejo que se programe para diciembre. No deje que las organizaciones y las compañías (sean por acciones o anónimas) le azaren su diciembre con sus fiestas vacuas y faltas de originalidad. Si le invitan para las seis de la tarde, hora en que los crepúsculos de diciembre están en todo su apogeo, llegue a las siete. No importa, usted no les será importante para lo que arman regularmente. Lo realmente importante será la carga energética, naturalista, decembrina y tiernamente navideña que usted recibirá solo contemplando el atardecer de ese mes.

Deje que diciembre le acune entre sus tardes y olvídese de la fatuidad de las fiestas. La verdadera fiesta hágala con sus amigos reales, cada noche si quiere, pero con sus amigos de verdad, que sabrán esperarle hasta después de la tarde, y quizás ellos mismos le acompañen a disfrutarla.

Hágame caso. Mire que se lo estoy diciendo con un mes y pico de anticipación. Si lo disfruta como creo que lo hará no volverá a dejarse estresar en diciembre… además, no tengo otra cosa qué regalar.

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