Harían megaproyecto en la isla Catalina

Harían megaproyecto en la isla Catalina

POR UBALDO GUZMAN MOLINA
La realización de un ambicioso megaproyecto en la isla Catalina, que implicaría inversiones turísticas, inmobiliarias, negocios y entretenimiento, tendría un impacto económico en el país y se convertiría en el destino de lujo en el Caribe, según una propuesta de la Fundación Nación.

Las maquetas semejan edificaciones postmodernas, similares a ciudades orientales y algunas norteamericanas. El megaproyecto busca fiscalizar y manejar la Catalina como un proyecto inmobiliario internacionalista.

La idea, según el presidente de la fundación, es conseguir inversionistas extranjeros, como árabes u orientales, para desarrollar un megaproyecto, pero también cree que vendrían capitalistas de Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela.

Por la fundación hablaron Manuel Augusto Jiménez Guerrero, presidente, así como Juan M. Ortiz, arquitecto; Walewska Socías, arquitecta, y Huáscar Jiménez, licenciado en mercadotecnia, miembros de la entidad.

Cuando se le pregunta si es un proyecto viable por las enormes inversiones en dólares que representa, Jiménez Guerrero sólo responde que el mundo pertenece a los soñadores.

El megaproyecto tendría 3.6 millones de metros cuadrados de parqueo acuático y construcciones en un área de 300,000 metros cuadrados. Se proponen levantar 300 edificios en diferentes renglones, con una construcción de quince millones de metros cuadrados.

El proyecto generaría unos 16,000 nuevos empleos durante la construcción y 60,000 después. La isla Catalina, localizada en el litoral de La Romana, tiene un área de 9.6 kilómetros cuadrados.

Según sus promotores, el proyecto permitirá transformar la isla en un lugar paradisíaco, donde las personas podrán vivir, trabajar y vacacionar en total seguridad y armonía con el medio ambiente.

Las cifras dadas por la fundación son astronómicas: el megaproyecto generaría US$600 millones en impuestos de ventas de bienes raíces, US$200 en impuestos de habitación y traería cuatro millones de visitantes al año. (Actualmente llegan a la República Dominicana más de 2.8 millones de turistas).

Los análisis económicos de la fundación indican que el proyecto generaría beneficio de US$22,000 millones en 20 años.

Las edificaciones serán construidas en las áreas de menos impacto ambiental. El diseño tomó en cuenta cinco aspectos, como ecosistema, tipología de los materiales y los residuos.

El lugar tendría hoteles, centros comerciales, telecomunicaciones, una catedral, gobernación, universidad, escuela de deportes acuáticos, museos, casinos, consulados y centros de salud.

De acuerdo con el presidente de la fundación, en la isla se tendría otro tipo de leyes y cree que los dominicanos podrían depositar su dinero como si fuese Gran Caimán, Nassau o Panamá.

La Fundación Nación aún no ha sido incorporada por el Poder Ejecutivo. Está dirigida a cooperar con planes y proyectos de los sectores público y privado en bienestar del desarrollo sostenible del país.

La entidad fue creada por 30 personas de diferentes profesionales, como arquitectos, ingenieros, economistas, sociólogos, filósofos y educadores, para proponer proyectos privados al gobierno.

«Este es un proyecto para pagar la deuda externa. Se trata de un proyecto de captación de fondos para la nación. Con este proyecto, nosotros podemos asumir, como fundación, la deuda que tiene el país con los organismos internacionales», señala su presidente.

Sin embargo, no explica claramente cómo se haría ese proceso y si se ha realizado en otro país del mundo.

De acuerdo con el presidente de la fundación, la isla no se entregaría a un grupo de inversionistas extranjeros para que levante hoteles, sino que servirá para captar recursos. El grupo tiene 25 años en desarrollo inmobiliario.

El ingeniero Diandino Peña, a quien definen como «un ingeniero de futuro», podía hacer viable el proyecto en su momento, cree.

«Estamos buscando que se asigne la isla a la fundación y se haga el programa de negociación de Catalina sin venderla», sostiene.

A su juicio, con el desarrollo del proyecto, el futuro de la nación variará 270 grados, porque al país vendrán los grandes inversionistas del mundo.

El suministro de agua potable y de electricidad vendría de La Romana a través de una tubería, pues la isla está a seis kilómetros de la costa.

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