La harina de garbanzos, harina chana o besan (como se conoce en algunos países), ofrece un abanico de opciones a la hora de implementarla en su cocina.
Esta harina se obtiene al moler los granos de garbanzos secos, de los cuales se obtendrá un polvo amarillento que se puede utilizar para preparar diversos platillos, tanto salados como dulces.
Es ideal para personas celíacas o intolerantes al gruten del trigo y para los veganos, que buscan en esta el sustituto del huevo, gracias a que cuenta con una particularidad interesante, que además de darle un color similar al huevo a las preparaciones, tiene buen sabor y al entrar en contacto con el agua y posteriormente se cocida, se solidifica sin problemas.
Muchas personas la suelen usar para espesar salsas y caldos y como sustituto de la harina de trigo al preparar panes o bizcochos.
Además de ser sustituta por excelencia, esta singular harina es muy apreciada en cocinas como las de la India y Pakistán, donde se usa para elaborar un plato tradicional llamado “pakotas”, el cual se hace a base de verduras y hortalizas, generalmente cebolla, berenjena, coliflor, pimientos picantes, papas y espinacas, rebozadas con una mezcla de harina de garbanzo y fritas en aceite; además del “fainá”, una torta hecha a base de esta harina.
Beneficios. La harina de garbanzo aporta los beneficios nutricionales propios de las legumbres, al ser rica en proteínas, fibra, minerales como el potasio, calcio y vitaminas como la A, B6, C, K….