¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo?

La Suprema Corte de Justicia emitió una sentencia que provocó un temblor de tierra. El veredicto del Tribunal de Última Instancia alarma pero no asombra.

Alarma por la forma tan aparentemente inocente de la sentencia: basan su decisión en que los querellantes, en que los solicitantes de justicia, no tienen las calidades para someter la inconstitucionalidad de una actuación que involucra al Poder Ejecutivo.

En casa se perdió un perro prieto que ojalá tenga el acierto de caer en casa de uno de esos jueces que emiten tan peregrina opinión.

Deja dicho que fue sólo un pellizco de ñoco un asunto tan grave como un préstamo internacional cuyos dineros aparentemente entraron al país pero las obras que supuestamente se ejecutaron con los dineros fueron pagadas con fondos de la Ley de Gastos Públicos.

¿Resuelve el problema del uso adecuado de los fondos la decisión que rechaza el recurso de inconstitucionalidad?

¿Ha explicado el Gobierno de manera convincente el uso y aplicación de esos fondos?

¿Tiene el Gobierno derecho a tomar préstamos al extranjero sin que la negociación sea sometida a la aprobación o rechazo del Congreso Nacional?

¿Es que desde el Gobierno se hace lo que le venga en ganas a los gobernantes y los gobernados no tenemos ni siquiera una instancia dónde acudir para frenar el atropello a nuestros derechos?

¿Hasta dónde tiene alcance el poder Presidencial?  ¿Quién lo supervisa, en lo político, en lo económico, en lo presupuestal?

¿Es que acaso el juego democrático es un ejercicio de la mayoría para aplastar a la minoría?

¿Quién defiende a la minoría?

¿Quién ha dicho que en una democracia las diferencias entre el Poder y el pueblo deberán dar ganancia de causa al Poder porque se impone con la razón y con la fuerza?

Lo más grave es que viene un Gobierno y se va ese Gobierno, viene otro Gobierno y se va ese otro Gobierno y todo se mantiene igual.

En cualquier foro se discute una serie de sandeces que ocupan durante días los titulares de los periódicos y los espacios de radio y televisión como si fuese importante determinar por dónde le entra el agua al coco o qué es lo único que se seca con agua.

Aquí se reforma todo, se discute todo, se acuerda reformar todo y al final, se le da tantas vueltas a la reforma que hay que iniciar una nueva discusión.

Una vez estábamos presos por la tiranía de Trujillo y sus miles de servidores; ahora estamos presos de la avaricia de muchas autoridades que sólo ven cómo sacar ventaja. Eso es así, en el Poder Ejecutivo, en el Poder Legislativo y en el Poder Judicial.

¡Qué lástima, tantos muertos, tantos presos, tantos deportados para que éstos se aprovechen, tomen el poder y hagan y deshagan con más descaro que los de antes.

¿Hasta cuándo lo vamos a permitir?

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