Hasta cuándo seguirán los robos de metales

Hasta cuándo seguirán los robos de metales

 Resulta indignante y vergonzante el robo descarado de metales, principalmente hierro, cobre y aluminio, sin que las autoridades hayan podido encontrar la manera de solucionar tan grave problema que afecta ostensiblemente a las compañías telefónicas y a los automovilistas y peatones cuando se trata de las tapas de los hidrantes, en donde niños y no videntes han sufrido lesiones permanentes de suma gravedad.

   En un país en donde no se producen metales y en donde las chatarras no abundan, permitir la exportación de los mismos, constituye un incentivo para que la práctica continúe.  El director de Aduanas en algunas ocasiones ha impedido que embarques de chatarras robadas sean exportadas.  Pero, si no se sanciona a los infractores, la depredación continuará, ya que al parecer, los denominados “metaleros” gozan de la protección oficial, ya que algunos de los mismos están enquistados en las esferas de poder. Y lo que sí es el colmo de este desafuero, es que el CEIRD considere un logro la alta tasa de exportación de metales de la República Dominicana, un país que no produce ni hierro, ni bronce, ni cobre, que los importa como metales y los exporta como chatarra.  Debe ser que encontramos la piedra filosofal, pero que funciona al revés.     

   El hecho deleznable y antipatriótico de violentar las tumbas del prócer de la Restauración Gregorio Luperón en el cementerio de Puerto Plata para robar barras, así como en el mismo cementerio robarle parte de la lira hecha en cobre a nuestro máximo representante de las zarzuelas, deben ser considerado actos de barbarie contra figuras cimeras de la nación.  Ya en una ocasión, la espada del gran Restaurador fue hurtada en Santiago, así como el machete de bronce que tenía la estatua del mayor investigador botánico que ha pisado nuestro suelo, el sueco Erik Leonard Ekman, en su tumba en el cementerio municipal de Santiago de los Caballeros.

La semana pasada, los rateros, ya que ni de ladrones pueden ser clasificados, empezaron a desmantelar la estructura metálica de un puente que da servicio en nuestro sistema vial, sin que hasta ahora hayan sido arrestados estos vulgares delincuentes que bien pudieron, de continuar en su accionar, hacer colapsar la estructura del puente, poniendo en peligro las vidas de los usuarios y el consiguiente daño a los vehículos que transitan por esta vía hasta el Sur del país.  El comprador fue identificado en Bajos de Haina y la única sanción fue la confiscación del material robado.

   Así las cosas, y ya hay un precedente cuando se robaron las barras metálicas del antiguo zoológico en la avenida Bolívar, un día amaneceremos sin las barras protectoras del Palacio Nacional, como consecuencia de un robo planificado y ejecutado por algún protegido de las autoridades, contando con la anuencia de los vigilantes de la casa de Gobierno.

   Señor Presidente, la ciudadanía vive en constante zozobra ya que no sólo se pueden robar la verja de su vivienda, sino como ya lo habíamos denunciado anteriormente, la violación de tumbas en los cementerios para vender los ataúdes metálicos.  Ya los candados, las cruces, candelabros y floreros de metal, son “canibalizados” por los adláteres de los “metaleros”, que sin el mayor rubor compran esta mercancía de personas que por su condición de cadáveres no se pueden defender.  Si Usted no toma la decisión de emitir un decreto que ponga un alto al desenfreno y el caos que significa exportar metales en un país sin minas, podría pensarse que los que compran estas piezas, algunas de valor, como el arcabuz sustraído del Faro de Colón, cuentan con el  aval y protección oficial.  Acabe con el desasosiego de la población, ármese de valor y escriba:  En nombre de la República, dicto el siguiente Decreto: “  ——- ”.  La ciudadanía se lo agradecerá imperecederamente.   

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