¿Hasta cuando tendremos oportunidad?

¿Hasta cuando tendremos oportunidad?

MARLENE LLUBERES
En los últimos años, y de forma mucho más acentuada, desde finales de septiembre hasta el día de hoy, hemos visto con mucho dolor lo que ha estado ocurriendo en la tierra, escenas de terror, pánico e  incertidumbre han llenado las últimas noticias del acontecer mundial. En un instante, lo que era deja de ser, para sólo permanecer la angustia, la desesperación y la incertidumbre sobre el futuro.

Comúnmente el ser humano piensa que tiene mucho tiempo disponible en la vida y que debe aprovecharlo para realizar aquellas cosas que entiende son de disfrute y satisfacción, persigue realizarlo como forma de dar sentido a su existir.

Sin embargo, si pudiésemos preguntarle a las personas de Luisiana, Nueva Orleans, México, India, que hoy han sobrevivido el horror de los azotes de diversos fenómenos atmosféricos y desastres naturales, que para nosotros son simplemente noticias, pero para ellos una realidad innegable, qué habrían hecho si alguien les hubiese advertido de que estas cosas les iban a suceder, probablemente en cada una de sus respuestas hubiésemos encontrado incredulidad, indiferencia y el argumento de que esto no les acontecería.

Hoy el mundo abre sus ojos para darse cuenta de que la tierra está siendo conmovida a través de sucesos trágicos, continuos, masivos y generalizados. Precedido por el paso del huracán Katrina, en el Sureste de Estados Unidos de Norteamérica, el 24 de septiembre, el huracán Rita azotó todo el Continente Americano y, al siguiente día, en Perú se produjo un terremoto de 7.5 grados. De igual forma, China fue golpeada por el tifón No.16 de la temporada y el 27 de septiembre una tormenta en El Salvador dejó múltiples daños a esta ciudad.

En el mes de Octubre un sismo de 7.6 grados fue registrado en las ciudades de India, Afganistán y Pakistán causando grandes daños materiales y dejando sepultadas bajo tierra a más de 18,000 personas, como muestra irrefutable de lo dicho en la Palabra de Dios: “Temblará la tierra como un ebrio y será removida como una choza…”

Realizando un análisis de las estadísticas vemos como el año 1995 fue declarado el de mayor actividad ciclónica desde el 1935 y diez años después, el 2005 es catalogado como el período de mayor actividad atmosférica de todos los tiempos.

¿Qué le está ocurriendo al planeta que Dios creó?

Ciertamente hasta aquellos que nunca han escuchado La Palabra de Dios coinciden en que estos infortunios describen el final de los tiempos de los que tanto hemos escuchado hablar que se mencionan en la Biblia.

La intención de Dios y de aquellos que han decidido seguirle, no es utilizar Su Palabra, ni estas circunstancias, para infundir terror, sino para alertar y enseñar que el hombre no es dueño de su camino y que el hecho de haberle dado la espalda a quien desde el principio ha querido llevarnos por sendas seguras y de verdad, necesariamente traerá consecuencias negativas a nuestras vidas y a nuestras naciones ya que el hombre ha considerado como bueno lo que Dios ha llamado malo.

Prostitución, robos, violencia, crímenes, adulterios, homosexualidad, corrupción, ocultismo, satanismo, hombres de duro corazón, amadores de sí mismos, soberbios, altivos desobedientes a los padres, indiferentes, se han constituido en la cotidianidad de la humanidad lo que ha ocasionado que Dios actúe, permitiendo o provocando estos desastres naturales para llamar nuestra atención y hacernos ver que transitamos por camino equivocado. Es La Palabra de Dios que nos dice que habrá en la tierra angustia de la gente, confundida a causa del bramido del mar y de las olas, que desfallecerán por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.

¿Es Dios malo? ¡No! Es el resultado de siglos, décadas, años de nuestro libre albedrío mal dirigido y de la mala mayordomía de la tierra debido a que el ser humano ha ignorado lo que Dios le mandó a hacer, administradores responsables de la tierra y de todos sus recursos naturales, y se ha comportado como un dueño egoísta que explota la tierra para su beneficio personal.. Pero aun estamos a tiempo. Todavía podemos volvernos a Dios de todo corazón, porque su misericordia es nueva cada día.

Reaccionemos y ordenemos lo que está en desorden, con urgencia  pidamos a Dios que nos muestre todo lo que existe en nuestro interior que no es conforme a Él, para así llegar a ser los hombres y las mujeres cuyas vidas descansan sobre la roca fuerte que es Jesús y aunque vengan inundaciones, el torrente dé con fuerza, lleguen vientos con gran ímpetu y cuando veamos que se levante nación contra nación, reino contra reino, haya pestes, hambres y terremotos en diferentes lugares (Mateo 24:7) permanezcamos firmes, esforzados, llenos de paz y esperanza para lograr un mañana mejor.

Decidamos desarrollar una vida diferente, gobernada por quien nos creó y rendida a Jesús para que, al llegar el momento,  tengamos la seguridad de que estamos preparados para vivir una eternidad junto a El.

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