¿Hasta cuándo vamos a ser tan permisibles?. Me ha tocado nacer en un país de tamaño reducido, el cual, al parecer, es motivo de conjeturas de parte de aquellas potencias globalizadoras que creen poseer la voluntad y medios para hacer fusiones a destajo de aquellas comunidades que consideran que deben guarecerse bajo una misma bandera.
Asistimos a la Feria del Libro, la cual ha sido motivo de protestas por ciudadanos que consideran una afrenta y un atentado a los postulados de nuestro Fundador, quien expresó: “la República Dominicana será siempre libre, o se hunde la Isla”.
En la visita que realizamos al pabellón de la Unión Europea sentimos un gran resquemor cuando en el folleto leímos literatura relacionada con la fusión de la Isla. Además, desplegaron un mural denominado Proyecto Binacional relativo a la posible futura fusión de la República Dominicana y Haití. Y nos preguntamos: ¿Ante esa agravante y perniciosa intromisión, cuál papel desempeñan la Comisión Permanente de Efemérides Patria y el Instituto Duartiano? Más grave aún, se ha planteado la intención de introducir en el currículo estudiantil, la enseñanza del creole como “idioma secundario”. Y de nuevo nos peguntamos ¿el criollo haitiano (kreyol) o creole puede considerarse un idioma? Los lingüistas lo consideran un dialecto, en el cual se involucran palabras francesas, africanas y otras; por tanto, es inconcebible que se piense introducir como lengua.
La invasión pacífica y sobre todo por la vagina, al permitir que mujeres haitianas vengan a parir libre de costo en nuestro país, muchas veces ocupando camas de las mujeres dominicanas que pagan el seguro social.
En esta Semana Santa, los haitianos de las colonias azucareras y de comunidades tan prolíficas como el denominado Hoyo de Friusa en Bávaro y en lugares en donde hubo asentamientos de guloyas, como San Pedro de Macorís, llevaron a cabo bailes de gagá en donde la bandera dominicana fue continuamente ultrajada, tirada en el suelo, sin que nuestras autoridades hicieran nada al respeto. Recordamos con nostalgia cuando en la época de Trujillo, se bajaba la bandera en el parque Independencia, los ciudadanos debían detenerse en señal de respeto en el perímetro, que a veces alcanzaba varios centenares de metros.
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En esos tiempos de recogimiento, hubo batallas campales simulando duelos con machetes y una extraña algarabía relacionada con el vodú, ritmo en el cual se liban bebidas alcohólicas adulteradas y también se sacrifican gallinas y otros animales, en el cual el practicante se bebe la sangre del animal sacrificado.
En nuestro país debería formarse una Comisión Reguladora para monitorizar las ONG´s que se benefician de los recursos suministrados por todos los ciudadanos que pagamos impuestos al fisco y el Gobierno los premia otorgándoles una subvención por esa “labor” humanitaria.
Ya hay comunidades enteras de haitianos que han ocupado extensiones de terrenos en Juan Dolio, Los Llanos y otros lugares cercanos a los bateyes del CEA, de La Romana o de Vicini.
En Haití aparentemente no hay Oficialías del Estado Civil en la mayoría de las demarcaciones. Sin embargo, la Dirección de Migración ha instituido un procedimiento ilegal en el cual le otorgan una cédula dominicana para su identificación. Estos inmigrantes se burlan de la Dirección de Migración, suministrando la mayoría de las veces, nombres y apellidos de personas dominicanas, lo cual constituye una burla grosera e inaceptable.
Volviendo a la Unión Europea. Ese organismo al parecer quiere cobrarse la ayuda que de vez en cuando nos otorga. Coincidiendo con los propósitos de las potencias favorables a la fusión, como Canadá, Estados Unidos de América, Francia y hasta Venezuela por agradecimiento a Petion que le suministró una goleta, armas y dinero al Libertador Simón Bolívar, para liberar a Venezuela y otros países de América del Sur.
La Unión Europea ha tenido ocasiones de fusionar países en pugna, tal es el caso de la Isla de Chipre entre turcos patriotas y griegos. Asimismo, debieron jugar un rol más efectivo y evitar los derramamientos de sangre que hubo en la desintegración de Yugoslavia.
En mis dos visitas a la Feria del Libro, estuve buscando el manual para estudiantes del 4, 5 y 6to. en el cual se olvidó la historia dominicana y se suplantó por la haitiana. Eso me recordó la acción del antiguo Ministro de Educación peledeista Melanio Paredes, quien ordenó imprimir en México un libro de historia que distorsionó la dominicana al costo de 5 millones de dólares, textos que se tiraron al zafacón sin tener ninguna consecuencia.
Los dominicanos debemos mantener nuestra vigilancia extrema para desenmascarar a los traidores dominicanos que quieren echar por tierra, los esfuerzos y sacrificios de nuestros padres de la Patria, Duarte, Sánchez y Mella; así como también, los héroes de la Restauración encabezados por Luperón. O nos ponemos las pilas, o un buen día amaneceremos hablando patois.