Hasta dónde llega el Plátano Power

Hasta dónde llega el Plátano Power

En mis años de estudiante no abundaban los Phd ni los masters de economía. Así, el Estado recurría frecuentemente a asesores extranjeros en materias de reforma fiscal, modernización de las políticas públicas, etc. Algunos de esos asesores llegaron a conocer muy profundamente el país, y traían una mirada fresca, no sólo de los asuntos económicos, sino de la sociedad misma.
Recuerdo particularmente la charla que nos dió un economista de origen cubano, educado en escuelas norteamericanas creo que de apellido Herrero, quien luego de explicarnos las particularidades de las reformas fiscales y las figuras impositivas, el ITBIS -y sus parecidos y diferencias con el IVA-y luego de decirnos cómo se argumentaría a favor o en contra de las excepciones que eran mucho más comunes y enmarañadas que hoy, y de hacer una crítica de la dependencia de los ingresos aduanales en el esquema impositivo que corría en 1990, terminó clase ponderando, con la misma pasión que lo anterior, cómo los peloteros y Juan Luis Guerra y 4-40 eran uno de nuestros valores agregados más importantes para que la idea de desarrollo social y económico del país tuviera lugar. Su mensaje era de esperanza.
Quizá vale la pena contextualizar que, en aquel entonces, mucho más que en cualquier otro momento posterior, había a casi todos los niveles sociales una gran desesperanza. El único sueño que ofrecía al que no era heredero de negocios o fortuna, aún clases medias, era emigrar con un título hacia un país desarrollado. Incluso los más afortunados carecían de esperanza y lazos fuertes de identidad.
Así, para algunos las palabras de esperanza, con argumentos tan aparentemente poco económicos como el éxito de nuestros peloteros en Grandes Ligas y la proyección internacional de Juan Luis Guerra, caían a los oídos de mis condiscípulos en una mezcla de escepticismo y burla. El argumento central era: esos elementos harán que los dominicanos asumen el potencial que tienen. Con el paso del tiempo, Juan Luis Guerra redobló sus éxitos, los reconocimientos a dominicanos o personas de origen dominicano se han multiplicado y el béisbol ha dado mucho orgullo al país. Tan es así que ya hablamos del plátano power.
El Plátano Power ha dado frutos en boxeo, karate, voleibol, incluso en la literatura. En la última semana, el equipo dominicano ha mantenido su invicto en un torneo mundial de béisbol. Incluso dominicanos nacidos en el exterior han dejado en claro que “los dominicanos nacemos donde nos da la gana” y que el plátano power puede perfectamente trascender fronteras. En otras palabras, la expresión popular ya recoge una actitud de identidad, de fuerza y confianza en nosotros mismos. Creer en nosotros mismos es ciertamente un ingrediente para el desarrollo económico y social.
No es tanto que individualmente uno, o dos, o un grupo de dominicanos puedan y tengan éxito en determinadas actividades, lo importante es que en todas las clases sociales se comparte un orgullo, se construye identidad, que no somos menos y que no pedimos si no que tomamos nuestro lugar. El plátano power llegará a todos los ámbitos, incluso a mejores maneras de organizarnos políticamente, o en las ciencias, o en las artes o en la producción nacional. Ya hemos visto que podemos. Empezamos con fuerza a creer en nosotros mismos, e intangible como puede parecer, que un país entero, sin diferencias de clase, vitoree y se alegre con el equipo de béisbol y sus éxitos… da señales de que este país avanza, y lo seguirá haciendo.

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