Hasta los que se consideran más sabios se equivocan

Hasta los que se consideran más sabios se equivocan

El desconocimiento u olvido de que en las próximas elecciones del 2016 se elegirán conjuntamente los candidatos presidenciales, congresuales y municipales, condujo a las cúpulas dirigenciales a procurar acuerdos, alianzas y convergencias, pero sin tomar en cuenta que para una parte importante de los dirigentes de los diferentes partidos, especialmente de los que tienen posibilidades reales de obtener representaciones, ésta representa su oportunidad, al margen de quién gane la presidencia de la república.

Se dice y se repite como si fuera un estribillo o cliché, que por cada cargo congresual o municipal hay docenas de aspirantes, pero sin analizar a fondo las consecuencias que ello podría acarrear en el seno de las organizaciones políticas, si no se les brindan las oportunidades de medir sus fuerzas de manera democrática o mediante alguna fórmula convincente a quienes queden fuera de las listas.

Eso no quiere decir que sea pecaminosa la realización de alianzas entre diferentes fuerzas políticas, sino que, como hace tiempo se venían realizando elecciones separadas, probablemente pasaron por alto este importante detalle, a pesar de que lo hemos advertido una veintena de veces a través de esta columna.

No es lo mismo hacer alianzas cuando las elecciones son exclusivamente presidenciales, a como sucederá ahora que se realizarán conjuntamente con las congresuales y municipales el mismo día. Porque cuando son únicamente presidenciales, los acuerdos pueden hacerse en base a programas o mediante compromisos de participación gubernamental, dependiendo de los votos que cada organización aporte en los resultados finales, o simplemente dándole apoyo al candidato presidencial confiando en la posibilidad de ser tomados en cuenta a la hora de gobernar, pero cuando están en juego cientos de cargos y miles de aspirantes como ahora, las cosas adquieren otro giro.

Al parecer los dirigentes de las cúpulas partidarias o sus asesores, olvidaron lo que sucedió no hace mucho tiempo en el PRD, cuando se impusieron candidatos a cargos congresuales y municipales, pues por cada aspirante complacido hubo docenas de disgustados. La respuesta a ese agravio se evidenciaron tan pronto realizaron su siguiente convención, y las consecuencias todavía repercuten.

Ahora se habla de ambulancias a la espera de que salgan a recoger los heridos o disgustados, haciendo énfasis en lo que pudiera estar ocurriendo en el litoral oficial, pero me atrevo a advertir, que si no se corrigen bien las cosas en el litoral opositor, probablemente habrán mucho más ambulancias cosechando disgustos, al extremo de que se agoten las existentes.

Las elecciones no son un juego de niños. Hay demasiados intereses envueltos. Existen muchos dirigentes que fueron alimentados a lanzar sus candidaturas locales, quienes incurrieron en gastos, y ahora pudieran entender que los suplantan, mucho peor si no se hace de manera democrática o convincente.
Llamo la atención de forma reiterada, aunque algunos desorientados no entiendan el mensaje, para que las cúpulas políticas, especialmente de la oposición, tomen en cuenta esta situación, que no solo perjudica a muchos dirigentes, sino que debilita los partidos y por ende a la democracia.

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