“Si no puedes ser abogado y honrado, se honrado, aunque no puedas ser abogado” Abraham Lincoln. Esa era la frase que tenía mi abuela Isidra detrás del sillón crema donde se sentaba. Muchos recuerdos llegan a mi cabeza de tu ejemplo de justicia como jueza del Tribunal Superior de Tierras.
Cómo olvidar cuando me decías que tengo que leer y saber escuchar para ser un buen abogado.
Cómo olvidar cuando tú me comprabas un carrito para que comiera porque era muy melindroso para comer.
Cómo olvidar cuando mi hermana Johanny, (Johy) estuvo embarazada y le apoyaste con mucho amor.
Cómo olvidar cuando le decías a mi hermana Astrid, que se siente tranquilita en su sillita.
Cómo olvidar cuando le decías a mi hermano Luis Eduardo, “Ese niño come, su santísimo”
Abuela, gracias por apreciarnos, amarnos, adorarnos y darnos todo tu amor. Te amamos. Eso escribió mi adorado sobrinito, Luis Guillermo, su bisnieto, de apenas 7 años.
Su bisnieto, el niño que fue la alegría que Dios nos regaló tras la muerte de nuestro amado padre, Guillermo Peña Mejías, en el fatídico terremoto de Haití, el 12 de enero del año 2010.
Papi, tu amado hijo, ya descansa contigo como tu querías hace mucho, porque el sufrimiento de perder tu único hijo no podías soportarlo más.
Cuantas bonitas anécdotas con las secretarias Josefina y Morena, cuando me decían: “Tu abuela es fuerte Guillermito…”
Gracias por todo el apoyo moral, familiar y económico que nos brindaste. En nombre de toda la familia Mejías, De La Rocha, Peña y Capellán. Te decimos un hasta luego y juramos aquí seguir tu ejemplo de fortaleza y entrega. Siempre te amaremos…