Hasta que la crisis nos permita divorciarnos

Hasta que la crisis nos permita divorciarnos

Washington.  EFE. El voto matrimonial promete amor “en las buenas y en las malas” y hasta la muerte, fórmula que se ha fortalecido en la actual crisis económica de Estados Unidos porque divorciarse es un lujo.

La economía hace estragos en la vida de miles de familias estadounidenses y este aspecto se ha convertido en otro de los asuntos que sumar a la larga lista de problemas que afrontan.

Sueldos congelados, las casas devaluadas por las “hipotecas basura”, y las cifras del desempleo creciendo mes a mes, han obligado a muchas parejas en dificultades   a posponer sus planes para desemparejarse.

La opción es arreglar las desavenencias y, en caso de necesidad, acudir a psicólogos y consejeros matrimoniales.

Entre ellos, Phyllis Goldberg, socia fundadora del centro Her Mentor de Los Ángeles, una de las ciudades donde se ve cómo “el estrés financiero” hace estragos en la pareja.

“La ansiedad y la preocupación subrayan en muchos casos los problemas preexistentes”, dijo Goldbert. Sin embargo, muchos de los que se plantean divorciarse “no pueden permitírselo, principalmente porque comparten su economía. Además, si tienen niños el coste es mucho mayor”, por lo que no les queda más remedio que seguir juntos. Todavía no hay datos globales para el 2008, pero sí estadísticas locales que  revelan el descenso de demandas en los tribunales de estados como Florida, California e Illinois.

Según indica la página web especializada divorce360.com, los juzgados del condado de Fresno, en California, registraron en abril la tasa de divorcio más baja en los últimos cinco años, mientras que los de los condados de Miami-Dade y Broward, en el sur de Florida, tuvieron hasta noviembre 1,600 casos menos que en 2007.  

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