Siempre debemos pensar en lo que vamos a hacer, no en lo que vamos a recibir. Porque dando es como recibimos, y lo que se hace de corazón no muere, sino que perdura a través de los años”.
Así se expresó Vicenta Lamourtte de Peignand cuando, en el pasado mes de octubre, la Asociación Dominicana de Rehabilitación le rindió un homenaje de reconocimiento por sus más de 45 años de servicio.
Esta dama, uno de los pilares de esa institución, falleció en la tarde del lunes y su trayectoria ha dejado una estela de luz en todos cuanto la conocieron.
En su condición de directora de Relaciones Públicas de la ADR, siempre trató a los periodistas con especial distinción y estaba lista a colaborar ante cualquier necesidad que se les presentaran y que requiriera de los servicios de la institución a la que ella servía.
Fue la mano derecha de la presidenta de la entidad, doña Mary Pérez de Marranzini, con la que siempre andaba de la mano.
“No tenemos palabras para agradecer su entrega incondicional, su amor genuino por nuestra causa, por el servicio, sobre todo a los más necesitados. Gran parte de lo que es Rehabilitación hoy día, se debe a su trabajo incansable”, expresó compungida doña Mary.
El director ejecutivo del Centro de rehabilitación, licenciado Arturo Pérez Gaviño, manifestó que ella fue “uno de los valores de mayor representación de la imagen institucional por espacio de 46 años”.
De acuerdo a lo manifestado por este ejecutivo, ella también supo organizar y manejar con excelente organización y pulcritud las relaciones gubernamentales “propiciando un acercamiento permanente, apoyo de instancias de todo tipo en este sector y atraer mucho apoyo y asistencia que en su momento sirvieron de bastión para producir el salto institucional hacia un crecimiento constante y permanente como lo tenemos hoy”.
Doña Vicenta fue fundadora del Departamento de Trabajo Social desde donde defendía la asistencia y la manera de proveer atenciones a los más necesitados.
Una de sus principales preocupaciones era que las familias asumieran un papel preponderante en los tratamientos y en el compromiso necesario para cumplir con los programas de Rehabilitación, velaba con celo increíble porque las madres participaran y cumplieran con los compromisos de sus citas.
Jugó un papel de primer orden cuando, en el año 1971, la polio empezó a hacer estragos en la población infantil y la entonces Secretaría de Salud encargó a la Asociación Dominicana de Rehabilitación hacerse cargo de las atenciones. Fue ella la encargada de la Unidad de Recuperación de Niños con Polio y su trabajo profesional y humano fue de tal magnitud que a ese centro de atención se le llamaba “La Casa de Vicenta”.
Fue la asistente de doña Mary y coordinadora de Recursos de la Comunidad hasta que pasó a desempeñar el cargo de directora de Relaciones Públicas.
Doña Vicenta estuvo casada con el doctor Augusto Peignad Cestero, de quien enviudó hace algunos años; aunque no tuvo descendencia con él, asumió como hija a Carmen Dennis Alfonso, y fue una amorosa abuela para los cuatros hijos de ella, tres hembras y un varón.
Sus restos están siendo velados en la Funeraria Blandino de la avenida Abrahan Lincoln, donde a las nueve de la mañana de hoy se realizará una misa de cuerpo presente; a las diez y media sus restos serán llevados a la Asociación Dominicana de Rehabilitación donde, con un homenaje, se le dará el último adiós, de ahí partirá, a la una de la tarde, al cementerio Puerta del Cielo, donde se efectuará su sepelio.
ZOOM
Testimonios en las redes sociales
Brunilda Amaral, sobreviviente de la masacre a los estudiantes el 9 de febrero de 1966 dice: “Vicenta siempre estuvo presente en todas las actividades deportivas y asociativas de las personas con discapacidad física e intelectual. Fue un ser solidario, comprensivo, colaborador, madre afectiva y ente de equilibrio del sector de las personas con discapacidad”. El pintor Juan Mayí: “A ella agradezco las buenas y muy solidarias atenciones en el Centro cuando entré en 1966”. El fotógrafo Héctor, Báez: “ ¡Qué pena esta noticia!”. La publicista Margarita Mendoza: “Una gran dama, muy respetable, amable, noble y humilde”.
Los periodistas no se quedan atrás en su apreciación a doña Vicenta. Aquí algunas de las manifestaciones: Zoila Paniagua: “Dios la acoja, era un ángel”. Jacqueline Ventura: “En paz descanse doña Vicenta, cuya vida estuvo centrada en hacer el bien a través de Rehabilitación, institución a la que sirvió con pasión y lealtad por tantos años”. Fátima Álvarez: “Hermosa mujer que supo hacer de la solidaridad un estilo de vida. Gracias por habernos permitido compartir con usted”. Zaidy Zouain “¡Ay! ¡Qué pena! Una gran persona. Se fue una de las buenas, Dios la premie”. Ivonne Francisco: “Fue un gran ejemplo de trabajo desinteresado a favor de los más necesitados”. Margarita Brito: “Una gran pena por su muerte. Fue una gran mujer”. Ana Mercy Otáñez Guzmán: “La sociedad dominicana pierde una gran dama, afable y entregada por una causa justa”.