Hatuey y el PRD

Hatuey y el PRD

[b]Señor director:[/b]

La historia del Partido Revolucionario Dominicano está escrita con un sello indeleble en defensa de los mejores intereses nacionales y democráticos. En este largo y portentoso historial, han participado muchos dominicanos, eso es verdad.

Sin embargo, estableciendo casi una contradicción, muy pocos han participado con luz y alas tan propias como la del licenciado Hatuey De Camps Jiménez. Hatuey, ha volado tan alto en defensa y construcción de su partido, que sus alas, siempre en pleno vuelo, habría que compararlas con las del águila o el cóndor.

Es por esa realidad que quien decidiera escribir la historia, total o parcial del glorioso Partido Revolucionario Dominicano y osara omitir el nombre de Hatuey De Camps, sin lugar a dudas, estaría marcando su trabajo con el sello de lo poco objetivo e incongruente.

Su historia, incomparable después de la del doctor Peña Gómez, alcanza grados de tanta excelsitud en la construcción y defensa del partido desde aquel, casi 43 años lejano 5 de julio de 1961, que no se concibe una contienda electoral en la que participe la organización sin la orientadora y siempre visionaria actuación de De Camps.

Si se diera, en este sentido, una mirada retrospectiva, donde no participara la casi siempre intervención de la ignorancia simulada de los enconados adversarios del licenciado De Camps, nos daríamos cuenta de la importancia que reviste contar con el apoyo de este visionario de la política nacional, sobre todo, cuando se trata de una lucha política para llegar a un objetivo como el Poder.

A sabiendas, Hatuey ha participado decisivamente en todas las luchas que ha librado la organización para la conformación de su matrícula, para alcanzar y mantener el Poder; ha corregido estrategias incorrectas que conducirían al partido a encrucijadas muy probablemente sin salidas a corto o largo plazo, como podría ocurrir, precisamente, en estos importantes y coyunturales momentos históricos.

Así mismo, el licenciado De Camps es un finísimo intérprete de la psicología política de la población en sus múltiples derivaciones sociales, situación esta, que lo convierte en un político excepcional, merecedor de todo el respeto posible, aun por aquellos que históricamente han sido sus más enconados adversarios y lo han sacar de la arena política nacional.

Quiérase que no, durante décadas, ha tenido como firme estandarte la defensa de los más elementales principios partidarios, esto, sin dejar de ser ente de equilibrio y sostenimiento de los proyectos y estrategias para darle a la organización una participación de principalía y victoria.

Como se recordará, la integración de De Camps en la pasada campaña que convirtió al ingeniero Hipólito Mejía en presidente del país fue tan decisiva como la que más; de igual manera, después de haber alcanzado el poder y durante los primeros catorce a quince meses de haberse instalado el Gobierno, el presidente de la República tuvo en Hatuey uno de los más decididos defensores y mejor aliado para el sostenimiento y equilibrio del cuatrienio.

Al grado, de que en varias ocasiones el propio presidente de la República, ingeniero Hipólito Mejía, reconoció públicamente que tenía en Hatuey un gran aliado; es de ahí, que para nadie resultaba extraño que el primer mandatario y De Camps se reunieran en múltiples oportunidades.

Estas reuniones, aunque muy probablemente el contenido de algunas de sus conversaciones no trascendió públicamente por razones discrecionales; sin embargo, se sabe, por razones fundamentalmente lógicas, que logran mayoría trató de temas relacionados con el gobierno y/o el partido.

En ese sentido, el presidente del PRD aconsejó en incontables ocasiones que el PPH no debía relegar la acción de gobierno a un segundo o tercer plano por razones políticas que definían claramente aspiraciones reeleccionistas; pero, desafortunadamente, sus consejos cayeron en el vacío.

Es indudable, que acciones como las que definen la actual situación interna del PRD, salidas del gobierno, provocan en cualquier político reacciones de defensa; en Hatuey, un hombre de conducta históricamente firme en sus convicciones y planteamientos, esa realidad se hace más latente.

Ahora bien, y de manera concluyente, la familia perredeísta puede estar absolutamente convencida, que en el instante en que De Camps tome una decisión, será para favorecer a su partido.

Atentamente,

Darío Molina

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