Hay algún misterio con el precio del petróleo

Hay algún misterio con el precio del petróleo

En el 2015, el oficialismo venezolano, en boca de su ministro de Petróleo y Minería Eulogio Del Pino, en la reunión ministerial 167 de la OPEP fue enfático en decir “es necesario evitar que lleguemos a ese nivel de inventarios”, de lo contrario, se registrará la “catástrofe” de que el precio del petróleo se desplome a 20 dólares. El también presidente de PDVSA pidió que se redujera la producción del petróleo en al menos 1.5 millones de barriles diarios.
Entender qué determina el precio del petróleo pasa por dos grandes momentos: la producción, que no puede detenerse aunque sí controlar su ritmo; y el manejo de los inventarios, que supone un coste importante, pues exige grandes inversiones en infraestructura para el almacenamiento. Es necesario comprender que lo que afecta el precio del petróleo en el corto plazo es precisamente el nivel de inventarios. Disminuir la oferta en un momento determinado significa aumentar el inventario y los costos de almacenamiento; no es una decisión sin consecuencias.
Es razonable pensar que para la industria petrolera, incluidas grandes e influyentes empresas trasnacionales, es conveniente un precio de petróleo con un equilibrio mayor que el predominante. Si eso es así, ¿por qué no han logrado reducir lo suficiente los niveles de producción?
La respuesta pasa, además del argumento casi cliché de una caída en la demanda, por la desaceleración china, la mayor eficiencia en los vehículos de motor, el avance en la fabricación de vehículos eléctricos (TESLA y media docena de marcas chinas) o híbridos y la diversificación de las fuentes de energía de los grandes países industriales, y por una mejor y más simple: no pueden.
Esa razón tiene que ver con el mercado y no con la especulación. En esta industria, los mercados a futuro no son promesas, son compras en firme. Ningún productor pesa tanto como para influir en los precios. La OPEP -efectiva en el pasado- representa el 30% del mercado mundial, y ya no puede actuar como bloque, no tanto por razones políticas como por lo heterogéneo de su estructura de producción y de costos. Algunos países, como Arabia Saudita, pueden resistir sin producir por mucho tiempo, pero su estructura de costo les permite tener márgenes de ganancia aún a precios relativamente bajos, por lo que no está claro el incentivo en bajar la producción. Venezuela, en contraste, no modernizó su industria y se ve hoy en el dilema de proponer, como lo hacen, recortes a la producción para presionar los precios, al tiempo que dependen de mantener altos sus volúmenes de ventas para generar“ cash-flow”, logrando así atender sus compromisos financieros (las emisiones de bonos de PDVSA como los soberanos).
Alcanzar mayores precios por ajustes en la producción es algo que ni Venezuela -que lo propone y necesita- ni ningún otro país productor puede cumplir. En este caso, los mercados funcionan. Los precios subirán cuando tengamos de nuevo más demanda. El monitoreo y entendimiento de esto es crucial para RD que debe aprovechar inteligentemente estas fluctuaciones.

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