Hay cambio, aunque existan quienes no quieran darse cuenta

Hay cambio, aunque existan quienes no quieran darse cuenta

Aquel que no comprenda la naturaleza y alcance de los cambios de mentalidades que se producen en las naciones, los organismos e instituciones y las diferentes circunstancias que inciden en ellos, al paso de los años, están condenados al fracaso. Por eso están cayendo cabezas de equivocados que no entienden que ya han tomado fuerza nuevas voluntades.
La historia de nuestro país es rica en ejemplos, puesto que ha tenido la pesarosa carga negativa que ha heredado desde los tiempos remotos de la colonia hasta nuestros días. Ovando, Pedro Santana, Heureaux (Lilís), Trujillo, Balaguer y otros, han cargado la historia de nuestra nación de ese fardo aciago que pesa sobre nuestras espaldas.
No obstante, todavía persisten personajillos que no pueden calzarse las botas ni han ocupado los sitiales de aquellos, pero que han venido medrando a la sombra del poder, ocultando sus funestas hazañas, en un manto de clandestinidad que difícilmente es develado. Hasta que les llega el día.
Los cambios que han ocurrido en el país han devenido en el surgimiento de autoridades, hombres y mujeres, adornados por cualidades hasta hace poco tiempo desconocidas, como la humildad, la sencillez, honestidad, junto a otras que refuerzan las costumbres arraigadas, heredadas de sus padres. Estas virtudes los presentan como seres humanos, de carne y hueso, entregados a servir, a robustecer la Patria heredada de Duarte, Sánchez, Mella, Luperón y otros prohombres, que recogieron en ellos la hidalguía y luces que faltan a quienes a diario traicionan todos los principios.
Esos hombres y mujeres que mantienen una lucha a muerte contra un entorno heredado que les adversa, luchan por levantar una nueva patria que esté liberada del riesgo de ser engullida por la delincuencia, el dolo, el pillaje, que le impiden crecer y desarrollarse, por las iniquidades que tienen como estandarte grupos que medran sigilosamente, encubiertos, amparados por un entramado mafioso difícil de descubrir a los ojos de estas nuevas autoridades no comprometidas con los hampones tradicionales. Pero vienen cayendo.
El presidente Danilo Medina brinda, a la luz del trabajo que realiza, ejemplos de entereza sobrados en la conducción del Estado. Su honestidad no ha podido ser cuestionada por la gente sensata e inteligente que comprende su naturaleza humana y el poder que aún conservan los intereses creados a sus alrededores.
Desde su ascenso al poder libra una lucha denodada contra males de toda laya, dejando a la justicia actuar soberanamente contra estos, sin mover un ápice a su favor. Ahí están los sonados casos de personeros tradicionales, enfrentados a una justicia que no siempre acierta ni tiene la impoluta actuación que debiera caracterizarla. Pero la deja que actúe y de eso no cabe dudas a nadie.
Se ha hecho rodear de hombres que actúan en su apoyo con presteza y que se mantienen vigilantes para enmendar los desaciertos de aquellos que no comprenden que los tiempos han cambiado.
Ejemplos sobran. Ahí está el caso del Ministro de Defensa seleccionado por el presidente Medina, entregado con rectitud y coraje a salvaguardar los intereses nacionales, vigilante, honesto, sabedor de que todavía persisten las alimañas que roen hasta sus propios uniformes. Los guardias que se han equivocado lo saben de sobra.
En las instituciones dependientes de ese ministerio, como el Ejército de República Dominicana, el mandatario ha colocado a un profesional meritorio de las Fuerzas Armadas, presto, honrado, trabajador infatigable. En la Armada cuenta con un equipo decidido y preparado, comprometido también con los nobles principios que nos distinguen por sobre los insanos planes de grupos del narcotráfico, de las inmigraciones clandestinas, la trata de blanca, el trasiego de armas, etc.
En la Fuerza Aérea cuenta con hombres y mujeres que ponen en juego cada día del año su vida, guiados por un Comandante General que se entrega sin descanso al trabajo y que ha sabido inyectar en las tropas bajo su mando esa mística en la entrega total a la vigilancia, el cuidado y preservación de la soberanía aérea, el fortalecimiento de su institución y la preparación y desarrollo de sus miembros, a quienes toma en cuenta de inmediato cualquier falta a las reglas y normas. En la FARD quienes fallan caen.
Afortunadamente, el presidente Danilo Medina ha llegado en el momento preciso de fortalecer las bases del cambio de mentalidad que prevalece hoy en día. Ya el tiempo de los facinerosos que ensucian el uniforme y salen impunes quedó atrás. Ya el adecentamiento en la administración pública se ha ido imponiendo poco a poco. Ya el dominicano siente que tiene otras autoridades y que, mucho que poco, vamos avanzando por el camino del adecentamiento colectivo.

Gracias a Dios, quienes hemos tenido la oportunidad de dar seguimiento a los acontecimientos de las últimas décadas vividas, sabemos que las cosas son diferentes, que ya no existe escondite seguro para el delito y que ya las jerarquías que lo solapan van cayendo inexorablemente. Aunque también sabemos que faltan cosas que esperamos quien termine por corregirlas sea el presidente Medina.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas