Hay en Marruecos 104 condenados a muerte en pésimas condiciones

Hay en Marruecos 104 condenados a muerte en pésimas condiciones

Rabat, (EFE).- Con la condena a muerte hoy de Adel Othmani, el autor del atentado del pasado abril en el Café Argana de Marraquech, ya son 104 las personas condenadas a la pena capital en Marruecos.

Aunque la última ejecución en Marruecos data de 1993, ello no ha impedido que los tribunales marroquíes sigan pronunciando condenas a muerte- solo en 2011 se han registrado ya cinco, incluyendo la de hoy.

La Coalición marroquí contra la pena de muerte (CMCPM) denunció recientemente que la aprobación de la Ley Anterrorista en 2005 supuso un empeoramiento de la situación, pues al amparo de esta ley ha habido ya 18 condenas a muerte por delitos relacionados con el terrorismo, todos ellos de signo islamista.

Además, también delitos comunes como la violación y asesinato de menores también han sido castigados con la pena capital, y se han registrado dos sonadas condenas a muerte a sus autores en los últimos años.

Salvo dos mujeres entre los condenados a la pena máxima, el resto son hombres y se encuentran en el «corredor de la muerte» de la Prisión de Kenitra (40 kilómetros al norte de Rabat), donde las asociaciones de derechos humanos no reciben permiso para visitarlos desde 2007, pese a sus múltiples tentativas.

El presidente de la CMCPM, Abderrahim Yamai, denunció en declaraciones a Efe la condición «escandalosa» en que se encuentran todos estos reos, según informaciones concordantes- «Su estado es escandaloso, están aislados, no tienen derecho a contactar con el entorno exterior de la prisión y tampoco con sus familias, y hay una falta grave de atenciones mínimas para los que están enfermos».

La CMCPM, apoyada por varios organismos marroquíes pro derechos humanos, así como Amnistía Internacional, ha emprendido una campaña para sensibilizar a los partidos políticos marroquíes y que incluyan la abolición de la pena capital entre sus programas electorales ante los comicios del 25 de noviembre.

Pese a ello, Yamai dudó de que los partidos lo incluyan entre sus prioridades políticas, porque la opinión pública marroquí no está lo bastante sensibilizada «y los partidos podrían perder votos», reconoció.

El juicio a Othmani había sido visto como un «termómetro» sobre el clima de reforma democrático pregonado por el Palacio y el Gobierno marroquí tras la aprobación de la última constitución, en particular en lo referente a los avances a los derechos humanos, pero por el momento estos avances no pasan por la vigencia de la pena de muerte. EFE

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