Las secuelas de males posteriores a sucesos como el ocurrido en la explosión e incendio de la fábrica Polyplas, en el sector Villas Agrícolas, ya se comienzan a sentir en familias completas que perdieron algún miembro de su núcleo o sencillamente vieron derrumbar en poco tiempo lo que habían construido en años.
Así lo percibió en una visita al lugar el reverendo Domingo Paulino Moya, quien explicó que como parte del papel fundamental que debe jugar la iglesia ante situaciones como estas en la que decenas de personas también resultaron heridas, acudió al lugar para llevarle apoyo a los parientes de las víctimas, «y en especial a aquellos que todavía no logran encontrar a las víctimas».
Paulino Moya exhortó a las autoridades de Salud Pública disponer de un equipo de médicos especialista en situaciones de esta naturaleza, a los fines de que puedan dar a asistencia a las personas que, según describió, «están vivas, pero por dentro están destrozadas por esta catástrofe».
Además pidió ayudar, a la mayor brevedad posible, en el tema de la alimentación, reparación de viviendas, salud y la reactivación de un programa sostenible en el tiempo de ayuda en cualquier otro sentido que se crea pertinente, para lo cual anunció la creación en los próximos días de una oficina para la recepción de ayuda a los sobrevivientes y afectados.