Hay que asumir el reto sanitario

Hay que asumir el reto sanitario

Los buzos en los vertederos realizan un reciclaje que agrava el problema de mal manejo de la basura. Otro fuera el caso si el reciclaje se hiciera de manera científica, y se diera empleo a los buzos para convertir la basura en materia prima, y luego en bienes de valor agregado y energía. El escollo mayor ha sido que ni el Gobierno central ni los ayuntamientos han puesto su voluntad en esa dirección. Hay soluciones prácticas a la vista, pero no funcionan sin una actitud coherente de las autoridades.

Los desperdicios que aquí son una amenaza para la salud, en otros países son materia prima para una industria rentable, que genera empleo a la vez que libra a la sociedad de una amenaza sanitaria. Aquí no ha habido acciones coordinadas entre Gobierno y ayuntamientos para hacer algo semejante. La política de manejo de residuos sólidos, que el Ministerio de Medio Ambiente lanzó hace un año, no han tenido aplicación práctica visible.

El Estado tiene que asumir la responsabilidad de habilitar puntos de transferencia, incentivar la industria del reciclado como negocio rentable y generador de plazas de trabajo. Hay que fomentar, para esos fines, la clasificación de los desperdicios. No se puede continuar aplazando las soluciones de un problema que multiplica los peligros sanitarios al contaminar el aire, los suelos y las aguas. Hay que actuar ya.

OJO CON EL ALIMENTO ESCOLAR

La frecuencia de casos de intoxicación de estudiantes con el alimento que se les suministra en las escuelas ha aumentado de manera preocupante. El más reciente suceso de esta naturaleza ocurrió en La Manzana, una comunidad de Moca, donde 60 escolares resultaron con malestares después de ingerir el almuerzo. Parecería que las autoridades han bajado la guardia en la aplicación los requisitos de calidad que deben garantizar las empresas que elaboran el alimento escolar.
Las autoridades sanitarias y de educación tienen que evitar que la gran demanda de servicios de cocina para las escuelas relaje las exigencias de calidad. Hay que evitar que por manejo inadecuado de los alimentos se retroceda a los tiempos en que las intoxicaciones de escolares eran el pan nuestro de cada día.

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