Hay que bajarles los humos

Hay que bajarles los humos

La conducta insumisa de los funcionarios que se resisten a prestar declaración jurada de sus bienes debe inspirar al Poder Ejecutivo y a los legisladores respetuosos de la institucionalidad a promover una modificación de la ley 82-79, que dispone ese procedimiento de transparencia. En lugar de retención de sueldos, como se dice que se hará en el caso de unos cuantos malcriados, se debe establecer el relevo inmediato de quienes se resistan a cumplir el mandato de la ley. No hay razones que justifiquen que alguien que haya sido favorecido con un cargo en el Estado, por elección o designación, se resista a someterse al mandato de la ley.

Un requisito que debería establecer la ley 82-79 es que el beneficiario de la designación o elección deposite su declaración jurada de bienes al momento de asumir sus funciones, y en caso de no hacerlo así, que solicite un plazo no mayor de un mes para hacerlo. El incumplimiento de ese plazo debe ser castigado con el relevo. Se trata de un requisito de transparencia que, inclusive, debería ser sometido a auditoría para ponderar la fidelidad de la información consignada en la declaración. Debería ser obligación del Gobierno publicar los nombres de sus funcionarios que se resistan a prestar declaración jurada de sus bienes.  No se puede hablar de transparencia si los que deben hacer respetar las leyes son los primeros en violarla.

El ahorro es lo más aconsejable

Los ingresos fiscales se han reducido por  la caída de los aportes de Petrocaribe y Falconbridge y por otras causas. El déficit parece haber sido previsto por las autoridades, que ya anuncian que el presupuesto general para el 2009 será del mismo monto o menor que el del presente año. Y aún hay que esperar en qué magnitud nos golpeará la recesión que ya afecta a Estados Unidos y Europa.

Una de las alternativas aconsejables en situaciones como esta es el ahorro en todos los órdenes, mediante la disminución del gasto público y hacer que la inversión responda a verdaderas prioridades. Todavía falta por ver cómo y en cuánto tiempo las medidas de salvataje surtirán sus efectos para contener y revertir la recesión. Aún desconocemos en qué medida la caída de la demanda de bienes afectará nuestras exportaciones y cómo se comportarán las remesas por la misma causa. Sin lugar a dudas, el ahorro es lo más aconsejable.

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