Hay que buscar una solución

Hay que buscar una solución

Los servicios de los hospitales públicos son vitales para un amplio segmento de la población, que tiene ingresos muy bajos. De esos servicios depende que ese segmento poblacional pueda preservar la salud y curar las enfermedades. Y cuando  la operatividad de los  hospitales se ve afectada por insuficiencias como las que se deben a retrasos en la entrega de la subvención del Estado, esa situación  se manifiesta en la calidad o  puntualidad de los servicios de asistencia a la gente.

Esa es razón más que suficiente para pretender que los atrasos en la entrega de la subvención a los hospitales se conviertan en cosa del pasado. 158 hospitales públicos llevan tres meses sin recibir del Estado la subvención con la que cubren todos sus gastos y necesidades. Este atraso afecta a una parte importante de la población, que necesita los servicios hospitalarios, pero también a empresas suplidoras de bienes y servicios que requieren los hospitales.

No vamos a adentrarnos en las causas que motivan estos atrasos. No se trata de encontrar culpables predilectos. Detectamos, eso sí, que por alguna razón el estilo vigente no está funcionando como debe ser. No es la primera vez que los hospitales pasan meses sin recibir subvención puntual. Es necesario que  Salud Pública y las administraciones de los hospitales se pongan a una para resolver este problema.

Dejemos brotar el orgullo

En 2012 superamos a Brasil, la principal potencia suramericana, en exportaciones de calzado hacia los Estados Unidos. El embajador de ese país aquí, Raúl Izaguirre, afirma en la columna que escribe para El Nacional que la República Dominicana es el más importante exportador mundial de banano orgánico y que en cinco años  ha logrado duplicar   las exportaciones de café orgánico.

Además, organismos internacionales definen la economía dominicana como la más importante de Centroamérica y el Caribe, solo superada por la de México. En turismo estamos en posición envidiable y con buenas perspectivas de continuar creciendo. Durante 2012 fuimos el mayor receptor de inversión extranjera en el Caribe. Y podríamos enumerar otros muchos otros logros. Son buenas razones como para dejar brotar el orgullo, el optimismo y nuestra fe en el porvenir del país.

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