En el área del Caribe, nuestro país es el punto de atracción por excelencia para la inversión extranjera. A las excelentes condiciones naturales se han sumado políticas oficiales que poco a poco han creado un apropiado clima de negocios. Con una economía dinámica y en constante crecimiento, sistema financiero robusto y ambiente de estabilidad política y social, la nación es un referente a tomar en cuenta en estos tiempos de globalización del comercio.
Con todo y eso, existen fragilidades estructurales que tienen que ser conjuradas antes de que se constituyan en un disuasivo para inversiones en ámbitos sensibles como el turismo, que se ha constituido en uno de los puntales fuertes de la economía. La inseguridad, un aparato judicial poco fiable, el desorden inmobiliario, el pésimo servicio energético y ciertos aspectos neurálgicos de política fiscal, perjudican el ambiente de negocios.
El asesinato de turistas con fines de robo, la impunidad garantizada a través de decisiones judiciales en lo penal, las veleidades en materia de propiedad y otras particularidades, son destacados en informes de organismos internacionales y permanecen en observación constante bajo la lente de agencias calificadoras de riesgos. Todavía hay que trabajar mucho para continuar mereciendo esa preferencia que nos ha convertido en tacita de oro en el Caribe.
El jabón para el sancocho
La Junta Central Electoral (JCE) ha dispuesto por resolución la suspensión temporal de la asignación a los senadores del denominado barrilito, un fondo económico que estos legisladores utilizan a discreción para promoverse políticamente en sus comunidades. La resolución vale también para los diputados, aunque en su caso el denominado cofrecito no va a manos de los legisladores, sino que desde 2014 se entrega directamente a los hospitales.
Sin embargo, se teme que los senadores podrían decidir tumbarle el pulso a la JCE, defendiendo la asignación del fondo y conservando la ven- taja que esto representa ante los candidatos no favorecidos con esa asignación. Tal y como ha pasado con la Ley Electoral y la Ley de Partidos, el jabón está listo para dañar el sancocho de equidad que pretende el tribunal electoral.