Hay que despertar la conciencia ciudadana

Hay que despertar la conciencia ciudadana

Hace meses comenté que un amigo me envió un recorte de un diario norteamericano con la noticia de que en la Constitución de los Estados Unidos el prócer Jefferson había frecuentemente confundido las palabras “súbdito” y “ciudadano”, debiendo en cada caso borrar del manuscrito la primera pues quería significar la segunda, según ha descubierto una investigadora al someter documentos originales a pruebas de laboratorio.

Consciente de la enorme diferencia entre un súbdito y un ciudadano, Jefferson procuró en cada caso corregir el lapsus resultante de haber sido él mismo toda su vida un “virginiano”, esto es nacido en la colonia de Virginia, súbdito de la corona del Reino Unido, alcanzando la ciudadanía al fundarse la república federada estadounidense.

La noticia me produjo una meditación acerca del estado de las personas que nos llamamos dominicanos por haber nacido en Santo Domingo o adoptado esta nacionalidad legalmente de otra manera distinta al nacimiento. ¿Somos súbditos o ciudadanos?

Desde el punto de vista del derecho puede parecer una pregunta necia puesto que usualmente sólo se es súbdito cuando la nación de la cual somos parte es una monarquía a cuya cabeza se le debe alguna lealtad u obediencia, mientras en las democracias –aun se trate de monarquías constitucionales como el moderno Reino Unido- cada ciudadano es “sujeto de derechos políticos” e “interviene, ejercitándolos, en el gobierno del país”, según la definición del Diccionario.

El mismo Diccionario informa que un súbdito es un “natural o ciudadano de un país en cuanto sujeto a las autoridades políticas de este”. La mera palabra posee una etimología latina del verbo “subere” que significa “someter”, como en la manida frase policial tan del gusto antillano: “someter a la obediencia”.

Es obligado preguntarse, ¿eran ciudadanos o súbditos los jóvenes asesinados recientemente por la Policía cuando rehusaron detenerse en lugares oscuros dónde los agentes pretendían imponer su autoridad?

¿Son ciudadanos los cientos de miles de dominicanos que han abdicado sus derechos políticos al rehusar su participación en los asuntos públicos, a no ser como clientes o mamandos de la teta estatal?

Hace más de 235 años Thomas Jefferson quiso enfatizar la diferencia entre ciudadanos y súbditos rechazando considerar a los nacionales del naciente Estado norteamericano como simples sujetos obedientes a una autoridad. ¿Prefieren hoy nuestros políticos reinar sobre ciudadanos o sobre súbditos?

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