Hay que disipar toda la  bruma

Hay que disipar toda la  bruma

La calidad de la administración de Justicia en San Cristóbal ha sido puesta en entredicho. Sentencias de excarcelación de inculpados de delitos graves han sido combatidas por medios que van más allá de los recursos de oposición. Hay un manto de bruma sobre la idoneidad de  decisiones de la judicatura bajo esas circunstancias es difícil que los ciudadanos se sientan confiados de lo que se decide en torno a casos de los que vive muy atenta la sociedad.

Para empeorar el panorama, resulta que un informe rendido a propósito de la situación de la Judicatura en esa jurisdicción y que contiene críticas acerca del comportamiento del Ministerio Público, proviene de una fuente no idónea por fungir al mismo tiempo como inspector de la Suprema Corte de Justicia y sargento de la Policía Nacional. A la luz del buen Derecho, un informe con ese origen estaría afectado de nulidad y no podría prestarse para decisiones concluyentes a propósito de una investigación.

Ante toda la bruma que se cierne sobre la situación de la administración de Justicia en San Cristóbal, procede que la Suprema Corte de Justicia y la Procuraduría General de la República realicen una investigación profunda y concluyente, que permita despejar todas las dudas que se derivan de esta situación.

Un mes después del terremoto

Un mes después del  terremoto que sembró luto y destrucción en  Haití la marcha hacia la reconstrucción parece en un limbo. La ayuda humanitaria ha fluido en abundancia hacia ese país, pero los compromisos internacionales para reconstruir y organizar no han empezado a materializar. Nuestro país, que desde el primer momento ha tendido la mano hacia el pueblo haitiano, está ante la expectativa de que su carga social y económica seguirá aumentando por la tragedia.

  Las naciones que han prometido ayudar a reconstruir Haití ni siquiera han empezado a aportar soluciones de coyuntura para ir restableciendo servicios públicos elementales. El hacinamiento y las precarias condiciones sanitarias, la falta de fuentes de agua potable y medios de disposición de excretas siguen siendo necesidades a las que la ayuda internacional no les ha puesto el frente todavía. A un mes, el discurso y la realidad andan por caminos distintos.

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