Hay que evitar el desastre

Hay que evitar el desastre

Si queremos tener paz en República Dominicana, hay que mirar  con atención hacia el campo y a los movimientos espontáneos que vienen manifestándose en los barrios marginados en la ciudad de Santo Domingo, Santiago, Barahona, La Vega, etc. Recuerden en Venezuela, el por qué del famoso caracazo cuando miles de infelices marginados bajaron de las colinas donde vivían hacinados – como sucede aquí – y asaltaron los supermercados y otros tantos negocios en busca de comida.  Esos barrios de humildes ciudadanos constituyen la fábrica de delincuentes de todas las grandes urbes latinoamericanas. Y debemos estar conscientes que la violencia ya hace tiempo que está asentada en nuestro país. En los últimos doce años, hemos crecido en bonitas y modernas urbanizaciones, grandes edificios, muchos carros de lujo, pero el progreso y la alimentación no se ha manifestado, ni en el campo ni en las ciudades, los pobres han pasado a ser más pobres y su salud ha desaparecido y seguirá aumentando con la gran oleada de nuevos impuestos al patrimonio, más profundamente en la clase media dominicana, de tal forma que muchos ahorros vienen convirtiéndose en depósitos bancarios en el extranjero, motivando la disminución de las recaudaciones del Estado, por tanto, el gobierno dominicano tiene que estar atento y no dejarse llevar del FMI, pues, aquí puede repetirse algo similar al caracazo. Y no existe un líder político que lo frene, puesto que es sabido que siempre los pobres han sido más numerosos que los ricos y sobre todo como electores.

La suerte del país está totalmente en manos del partido político en el poder y por demás es ganancioso, porque no tiene oposición beligerante, pero se siguen poniendo más impuestos.

Que deje de soñar en su continuidad, y en la totalidad del país porque será barrido por la masa de pobres, que no cree en promesas e ilusiones, pues tiene más de 500 años esperando que sus sueños sean realizables.

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