Hay que evitar la desesperación

Hay que evitar la desesperación

El tiempo es un enemigo peligroso en las circunstancias en que se encuentra el pueblo haitiano. La ayuda ha fluido abundante hacia ese abatido país, pero no hay la logística necesaria para hacer un reparto organizado. Miles de damnificados, hambrientos, sedientos y lesionados, comienzan a desesperarse por el hambre, la sed y la falta de abrigo, techo y asistencia médica.

Dado el hecho de que Haití no cuenta en estos momentos con logística de orden público, es necesario que la cooperación internacional se encargue de proveerla y organizar la distribución de alimentos, agua, frazadas y casas de campaña, entre otras ayudas de emergencia. La desesperación de los damnificados ya los ha empujado a intentar el asalto de puestos de acopio de ayuda, y el paso de tiempo empeora esta tendencia.

Un buen punto de partida es que la coordinación de la ayuda internacional anote entre sus prioridades la organización del reparto de la ayuda. Un caos en estos momentos agravaría la situación de miles de hombres, mujeres y niños desvalidos y abatidos por la pena de haber perdido seres queridos. Es necesario apresurar la instalación de puestos de asistencia médica para atender lesiones abiertas y evitar infecciones. En fin, hay que evitar arranques de justificable desesperación.

Asistencia oportuna

El restablecimiento de los servicios de telecomunicaciones y la electricidad son dos prioridades en la situación calamitosa que padece el pueblo haitiano. En esta tarea es de justicia destacar los esfuerzos del Gobierno dominicano por facilitar, desde el mismo día del principal terremoto, equipos de telefonía satelital que permitieran a las autoridades comunicarse con el resto del mundo. Lo mismo hay que decir de la disposición de contribuir con el restablecimiento del sistema eléctrico.

Entre otras herramientas, las tareas de socorro requieren de facilidades de comunicación oportuna y medios de transporte. Cuanto más rápido se restablezcan estos servicios, menos difícil se hará el trabajo. Lo mismo hay que decir de la electricidad. En ambos aspectos el Gobierno dominicano ha asumido compromisos y ha ejecutado acciones  como parte de la ayuda general que ha destinado al pueblo haitiano  desde el mismo día del primer temblor.

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