Los bancos múltiples aumentaron el interés que cobran por préstamo al consumo en 196 puntos básicos (1.96 puntos porcentuales), de 17.07% anual comenzando julio a 19.03% el 10 de agosto. Un ruido innecesario. El aumento debe revisarse, podría desacelerar el crecimiento si llega a impactar negativamente el consumo y la inversión. Innecesario porque no fue para pagar a depositantes, cubrir préstamos incobrables (riesgo de default), pagar gastos administrativos, tampoco para pagar impuestos, nada de eso ha cambiado. Por igual, se descarta que fue por cambio de la política monetaria del Banco Central, no la ha revisado desde que redujo la tasa en 125 puntos básicos, de 6.25% anual donde se encontraba el 1ro. de marzo 2015 a 5% anual, el nivel actual.
Innecesario porque el aumento se relaciona con la rentabilidad bancaria que es muy buena, pero fue la respuesta a la devaluación de la tasa de cambio en 0.38%, al pasar el dólar de $44.97 pesos a final de junio a $45.14 la semana pasada. Sin tomar en cuenta que la variación acumulada está dentro de lo esperado, el presupuesto público del 2015 aprobó 4.5%, como tampoco el stock de reservas internacionales del Banco Central, alcanzaba $4,739.6 millones al 14 de agosto de 2015, suficiente para garantizar la estabilidad financiera y la devolución de lo que debemos.
Aunque es cierto, indirectamente sentimos la ralentización económica china (entre 4% y 6% para 2015), que amenaza con más devaluaciones del Yuan para recuperar competitividad, y directamente la revalorización del dólar por el buen crecimiento de la economía norteamericana. En nuestra economía los aletazos de la crisis china no han tenido el impacto de América Latina, como consecuencia crecerá solo 0.2% en 2015 y nosotros alrededor de 5%. No es que estemos a salvo por ese lado, como América Latina tenemos un sector público sobre endeudado y sobredimensionado, necesitado de crecientes ingresos fiscales dependientes del crecimiento.
Y como la crisis china tiene el potencial de producir efectos similares a la que se inicia en los Estados Unidos en 2007, no podemos descuidarnos, aunque no pagamos costo alguno con motivo de las pérdidas en las principales bolsas (Wall Street, asiáticas y europeas) la semana pasada, diferente a muchos países endeudados que vieron aumentar la prima de riesgo. La nuestra se quedó igual, me refiero a la rentabilidad adicional (comparado con la norteamericana, que se considera libre de riesgo) que pagamos a los inversores para que compren nuestro bono a 10 años.
Aunque el FMI pidió a la Reserva Federal que este año no aumente los intereses, debemos estar atentos a los movimientos de capitales, para evitar que se reduzca el balance neto positivo para el país. Podrían dirigirse a los Estados Unidos, si en el corto plazo se produce un giro de la política monetaria mundial, una posibilidad si a la crisis china se suma la subida de intereses en los Estados Unidos en septiembre próximo, por primera vez en diez años, encareciendo el dólar. Incertidumbre que sin embargo no justifica acción individual de ningún sector, como sucedió con los bancos comerciales cuando decidieron aumentar el interés que cargan al consumo. Lo aconsejable es que nadie se adelante, el momento es delicado.