Hay que pensar

Hay que pensar

En días pasados tuve que ir donde mi psiquiatra. La preocupación, propia de un padre y abuelo responsable, residía (y reside) en el incierto futuro de este país. Incierto, por la insistencia de un hombre que por sobre todas las cosas parece creerse el nuevo mesías.

La política está llevando a este pueblo al lugar «de donde no vuelven jamás los peregrinos», como dijo el inmortal Héctor J. Díaz.

En el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) las cosas no podían estar más malas…hasta que Rafael Suberví Bonilla las puso peor. Prácticamente un país que tiene dos candidatos presidenciales es un partido…»partido», cuando menos en dos pedazos. Al decir Suberví Bonilla que si pierde la convención preparada por el PPH fue porque le hicieron fraude, prácticamente decreta una guerra verbal (ojalá y sólo sea verbal) contra Hipólito Mejía.

La insistencia de Hipólito Mejía en ser reelecto lo deja como una persona que ignora los principios de su propio partido y se acoge a que la Constitución (reformada a su imágen y semejanza), reintrodujo la reelección que había sido eliminada años atrás.

El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) está prácticamente en las mismas condiciones. No importa que ya el PRSC tenga como dos meses con su candidato presidencial inscrito y todo, Jacinto Peynado, en una actitud que jamás esperé de él, liderea una parte, quizás tan fuerte como la de Eduardo Estrella y que pretende tambien presentar su propio candidato presidencial.

Mientras tanto, el Partido de la Liberación Nacional (PLD), alejado tambien de los príncipios de su fundador, Juan Bosch, parece «ir en coche» hacia la Presidencia, con Leonel Fernández como candidato.

Entonces le confieso a mi psiquiatra que todas estas rebatiñas solo pueden terminar en una guerra civil, de sangrientos y permanentes resultados.

Y yo me pregunto: ¿ Quién diablos le ha metido en la sesera al Señor Presidente que él es el único que saca este país del atolladero en que comenzó a meterlo el PLD, siguiendo él dicha «obra», con mucha «efectividad», por cierto?.

Leyendo tranquilamente el programa de gobierno de Mejía, veo que no ha cumplido una sola de las principales promesas hechas al pueblo. En la «lucha contra la pobreza» «no ha tirado ni un tiro», perdiendo la «batalla» en forma abrumadora. Con solo ver los precios del arroz, la habichuela, el plátano, los combustibles, los huevos, la leche y el aceite (para solo mencionar siete productos vitales del dominicano común), podemos darnos cuenta que el hambre que están pasando las clases desposeídas es algo de antología.

Y viendo los préstamos tomados por este gobierno de septiembre del 2000 hasta el dos de enero del 2003, solo puedo preguntar: Pero, diablos, ¿ en qué se han gastado esos tres mil millones de dolares ? Lean algunos «conceptos del préstamo»: » Programa de Administración Estatal», «Reforma sector agua potable», «Para proyectos agropecuarios»,»Para el Plan Sierra». Pero este fue el que más nubló mi pensamiento: «Desarrollo Programas de Interés Social». De inmediato me pregunté: ¿ cuáles son esos programas de interes social ? ¿ Acaso se cuentan entre esos programas el préstamo de 30 millones de pesos que el Baninter le hizo al PPH, poco antes de la reforma de la Constitución, y sin ser el PPH sujeto legal de crédito ?

Esa seguridad que exhibe públicamente el Señor Presidente de que le gana a Suberví y a Ortíz Bosch juntos, cuando las encuestas dicen otra cosa, contribuye enormemente a mi preocupación.

Por otro lado está Hatuey de Camps, presidente del PRD, quien habla con los reglamentos de su organización en la mano y que acaba de «ganar» por amplio margen la única convención que esos reglamentos dan como legal.

Y veo en el muelle de Haina miles de pies de madera amontonada e importada, destinada a ser donada a aquellos pobres cuyas casuchas estén semidestruídas. Esa madera fue comprada por el Estado pero se está ya utilizando en una campaña electoral. Si a eso no se le llama utilizar recursos del Estado en «asuntos personales», a mí que me registren.

A mi juicio (y al de muchos tambien), el señor Mejía no es un estadista.

¿Y así y todo pretende reelegirse? Si lo logra, una sola palabra se oirá en todos los rincones de este «paisaje»: ¡Fraude!

Y si gana las elecciones honestamente, entonces este país tiene el gobierno y el gobernante que se merece. Y nada más.

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