Hay que reubicar familias bajo riesgo

Hay que reubicar familias bajo riesgo

La reubicación de miles de familias que viven en condiciones de alto riesgo en las riberas de los ríos Ozama e Isabela, la construcción de una avenida desde La Ciénaga hasta La Zurza y la creación de un cinturón verde entre esta vía y los cauces sería la solución a la amenaza de destrucción de vidas y bienes por una crecida súbita que tienen ocho barrios de la capital.

El arquitecto Rafael Tomás Hernández, al hacer el planteamiento, dijo que la ejecución de estas propuestas están recogidas en el Plan de Reestructuración Social, Urbana y Ecológica (RESURE) elaborado en 1994.

Dijo que se plan serviría para sacar del peligro de morir ahogadas a miles de personas que han levantado sus viviendas a pocos metros del río.

Explicó que el proyecto de renovación y remodelación de la parte ocupada por los barrios La Zurza, Capotillo, Simón Bolívar, Las Cañitas, Gualey, Los Guandules y La Ciénaga implica la construcción de una avenida de siete kilómetros a la orilla del río, desde La Ciénaga hasta La Zurza.

Esta vía serviría para establecer un límite a la zona residencial, la cual estaría separada del río por un cinturón verde o zona ecológica de protección ambiental y recreación.

Señaló que el decreto 76-94 emitido por el entonces presidente Joaquín Balaguer declaraba de alto interés nacional el Plan Resure el cual contemplaba modificar ocho barrios con la construcción de 12,500 viviendas para familias que serían reubicadas unas en el mismo sector y otras en sectores distintos.

Sin embargo, debido a que no se le dio continuidad al proyecto, el problema se ha agravado y suman más de 17,000 las familias que residen a orillas de los ríos que bordean la ciudad de Santo Domingo.

Además de las viviendas, explico Hernández, se necesitan vías de acceso que permitan llevar a estos sectores servicios de recogida de basura, electricidad, agua e incluso vigilancia.

[b]TOPÓGRAFO DE DIOS[/b]

De acuerdo con el urbanista «el topógrafo de Dios» señala hasta dónde es terreno del río, pero la gente lo olvida, pero no así los ríos, que nunca olvidan sus cauces y lo reclaman cualquier día, como en la tragedia causada por el desbordamiento del río Blanco en Jimaní.

«El día que venga un golpe de agua barrerá con doce mil o quince mil casas y las va a tirar al mar Caribe, y si eso viene de noche como pasó allá en Jimaní se van todas», advirtió el urbanista.

Dijo que cuando el ciclón Georges, muchas casas de La Ciénaga quedaron inundadas hasta el techo.

[b]EN POCILGAS[/b]

Hernández señaló que en los barrios marginados que se han desarrollado en las orillas del Ozama y el Isabela, a pocos metros del agua o en derricaderos, las personas viven prácticamente en pocilgas, en medio de la basura, en una especie de «viviendas-suicidas» y a pesar de todo se resisten a salir de su barrio porque después de vivir durante años junto al río, entienden que se han ganado un derecho a ser llevados a una vivienda decente.

Más que oír hablar, la gente que vive a orillas de los ríos necesita que el gobierno busque soluciones, de acuerdo el urbanista, quien trabajó en casi todos los proyectos habitacionales construidos durante los diferentes gobiernos del doctor Balaguer.

[b]HOYO DE CHULÍN[/b]

Para Hernández, si las autoridades quieren buscar una solución al problema de las familias que viven a orillas del río puede tomar de referencia proyectos como el del Puerto Isabela, antiguo Hoyo de Chulín, donde se construyó una urbanización con 600 apartamentos y vías de acceso.

«Diría que lo que hicimos en el Hoyo de Chulín es el modelo a seguir, remodelación y renovación, y buscarle a la gente donde vivir», explicó.

Considera que los desalojos masivos no son solución al problema, ya que sólo sirven para trasladar el problema a otro lugar, como ya se demostró en los años 1956 y 1957 cuando se llevaron a Los Mina, la gente que fue desalojada del sector Faría, para construir el ensanche Luperón.

En su opinión, postergar la solución de un problema sólo sirve para encarecer los costos, por eso recomienda que el Estado haga lo que tiene que hacer cuanto antes.

Indicó que cuando se concibió implementar el RESURE conllevaba una inversión de RD$3,000 millones, pero hoy costaría muchos más.

Lamentó que ni el gobierno de Leonel Fernández, ni el actual de Hipólito Mejía le haya dado continuidad a ese proyecto, limitándose a construir algunos apartamentos próximo al puente Francisco J. Peynado.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas