Hay que saber escoger

Hay que saber escoger

Estamos sumergidos en la fiesta de la farándula política, que ya termina en los próximos días con la elección del PRSC, y “solo hace falta que nos persigan, nos injurien y nos quemen todos esos mediocres” que fingen ser demócratas porque viven de comprar votos y conciencias y se creen lideres en un país que no acaba de arrancar y salir de su pasado.

Se pasan todo el tiempo hablando de política, del voto ideológico y del voto que llaman   transversal, pero ni ellos mismos se entienden entre sí, porque jamás comprenderán las pretensiones de un pueblo que vive en largo proceso de indignación, pues como dijo Madame Rolland camino a la guillotina: “Libertad, libertad, ¡Cuántos crímenes se cometen en tu nombre”. Es que se nace un don nadie y en el momento preciso, se tiembla, como todos los traidores. Nunca se les ha ocurrido  leer “Las afinidades electivas”, de Goethe. Desde luego, Goethe no es un libertino, pero sus afinidades electivas es un concepto creado en el siglo XVIII, que nos hace muchas veces creer que el mundo marcha en forma real y que los deseos todos se cumplen, pero no es así; lo que queremos vivir es lo que aún no está escrito.

Es decir, vivimos un mundo irreal, pero queremos una democracia real: ¡Imposible! Los hombres y mujeres son mortales, se equivocan, pero terminan, a veces, siendo poderosos, por eso los políticos se creen dioses y su ámbito es el poder.

Por eso el problema fundamental de la filosofía política es la legitimidad, o lo que es lo mismo hacer compatible la obediencia al poder, con libertad. Es decir, que prevalezca la justicia.

Como decía al principio, nuestros políticos son un conjunto de elementos que solamente les interesa el poder para obtener el dinero y nunca piensan en los miserables y los olvidados; solo utilizan a estos para llegar al vértice de la pirámide. Es que es imposible explicar el mundo.

Es que si logramos ser libres algunos hombres es porque seguimos nuestras posiciones; de modo, que si la política es el ámbito de la dominación no puede ser el de la libertad. Hay que saber escoger.

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