Hay riquezas no resisten investigación

Hay riquezas no resisten investigación

POR RICARDO RODRIGUEZ ROSA
SANTIAGO.-
Para la Iglesia Católica, en el país hay riquezas que no resisten la menor investigación seria y que es imposible que un funcionario público cambie de estatus social de la noche a la mañana y haga ostentación de riquezas que no puede justificar.

El planteamiento está consignado en el editorial del semanario “Camino”, órgano escrito auspiciado por la Conferencia del Episcopado Dominicano, que comenzará a circular el domingo próximo y donde se analiza la corrupción en la administración pública.

El medio de difusión escrito, tras lamentarse de que en cada gestión gubernamental se encuentran ese tipo de acciones, agrega que “ha faltado transparencia en los tres poderes del Estado y el poder municipal” y que la impunidad es culpable “de toda esta indolencia”.

En el editorial, titulado “¿Hasta cuándo?”, el semanario estima que la corrupción es una de las causas de la pobreza y la miseria que sufren sectores importantes de los países en vía de desarrollo.

“Lo que pertenece a todos se queda en manos de unos pocos que, de manera provocadora, exhiben lujos y riquezas que son una burla frente a la indigencia de tantos”, agrega el editorialista del semanario en cuestión, vocero escrito de la iglesia católica.

Reconoce que la corrupción en la administración pública tambien se encuentra en países desarrollados, pero que allí existen mecanismos efectivos para detectarla y sancionar de manera ejemplarizadora a los responsables de estas acciones dolosas.

“La malversación y apropiación de los recursos del Estado ha traído muchos males a nuestros pueblos; es como retirarle el oxígeno a un paciente moribundo”, puntualiza la nota editorial de “Camino”.

A su juicio, los responsables de actos de corrupción en el país se las ingenian para burlar las leyes “y muchas veces se presentan expedientes mal fundados, que es el camino más fácil para no pisar el umbral de una cárcel, en donde deberían purgar todo el daño que han cometido, al dejar sin pan al hambriento, sin techo al que deambula por nuestras calles, sin educación al que vive en la oscuridad de la ignorancia y sin futuro al que soñó con vivir de manera digna”.

Recuerda que la Doctrina Social de la Iglesia enseña que la corrupción influye negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados, “introduciendo una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones”.

Finalmente, sugiere que por miedo, temor, indiferencia y complicidad no permitir que los actos de corrupción queden sin castigo “porque no se puede continuar sembrando vientos, porque la tempestad puede arrastrarnos a todos”.

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