Hay una realidad única

Hay una realidad única

La Cumbre Presidencial está reflejando lo que tenía que reflejar, los viejos problemas, las grandes necesidades y las demandas que se han hecho y se hacen para que ese escenario varíe, cambie y se transforme por un escenario en el que la vida pueda discurrir con más humanidad y con menos indignidades.

Más allá de las teorías y matizaciones sobre la realidad y su percepción, y de las  discusiones sobre si esta es aquella o aquella es esta, de balbuceos y palabrerías que tanto nos gustan, lo que nos interesa ahora es volver a referirnos a esa realidad que se expresa en el camino vecinal  que ha desaparecido y se ha convertido en un trillo;  la vieja escuela del paraje, de la sección, del municipio o del barrio que habita en una casa destartalada;  la escuela que carece de maestros porque los que tenía abandonaron su puesto porque llevaban años o meses sin recibir pagos;  la escuela que carece de equipos pedagógicos para auxiliar la docencia. 

Nos referimos a la realidad de la policlínica que no funciona porque los médicos nombrados no asisten y Salud Pública lleva tiempo que ni cuenta se da de ese hecho; al hospital que carece de la higiene y la asepsia necesarias porque el personal de limpieza es insuficiente o porque no hay fondos para comprar las sustancias necesarias; a los médicos que no asisten a sus consultorios, a los que van de manera medalaganaria y cumplen los horarios que quieren sin que haya un ministerio de Salud Pública que los obligue a justificar su contrato de trabajo; la realidad de las calles, avenidas y carreteras que están destruyéndose por falta de bacheo, o los polos turísticos cuyos alrededores han sido convertidos en poblados desordenados que esconden delincuentes y enfermos.

La realidad dominicana incluye grandes desniveles salariales en el gobierno, ausencia de voluntad para hacer cumplir las leyes, falta de supervisión gubernamental a todos los niveles, corrupción policial casi sin límites, y una judicatura que se ocupa más de la estética que de llevar a los ciudadanos justicia justa, a tiempo, barata y a todos los sectores sociales por igual.

Hay una realidad de las urgencias, integrada por decisiones que deben ser tomadas sin mayores dilaciones. Obligar al pago de la energía eléctrica, entregar a los ayuntamientos los fondos que les pertenecen, obligar a todo extranjero a tener permiso de estadía en el país, obligar al gobierno a responder a las necesidades de la gente, buscar la manera de que Agricultura se ocupe de los  productores agropecuarios, en el campo.

La Cumbre Presidencial le está diciendo a los gobernantes estas cosas, que son viejas, conocidas, demandadas y reclamadas todos los días. Estamos lloviendo sobre mojado.

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