Haz de tu vida un sueño lúcido

Haz de tu vida un sueño lúcido

“Un sueño que no se interpreta es como una carta que no se lee” 
Talmud

De todas las experiencias místicas y de trascendencia, el sueño es la más natural, común y directa a la que podemos acceder. Inicialmente, los sueños están compuestos por contenido inconsciente no liberado y por el bombardeo diario de los estímulos que provienen del mundo que nos rodea.

Las siguientes recomendaciones acerca de los sueños son apuntes del libro “Más allá de lo que tú sabes” de J. Blaschke:

1.-Se deben valorar y dar importancia a los sueños, ya que nos abren puertas a otras realidades.

2.-Cuando soñamos con nuestros ancestros, ellos pueden estar queriendo contactar con nosotros desde otras realidades.

3.-Los sueños lúcidos sirven para acceder a otras realidades, adiestrar y comprender la mente.

4.-El sueño es un acceso a un “mundo sagrado”, una puerta al más allá. Soñar es lo más sano que podemos hacer.

5.-En el sueño, trascendemos el tiempo y sintonizamos con todo el Universo, por lo tanto, debes aprovechar ese instante “mágico”.

6.-Los sueños aportan mensajes repletos de conocimientos, son manifestación del saber. Debemos aprender a interpretar y leer esos mensajes.

7.-El sueño es un incesante encuentro donde todo se puede agregar y todo se puede eliminar.

El poeta alemán Friedrich Hölderlin decía que “el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”. A veces, tenemos la experiencia de sentir que todo es una especie de sueño. En realidad, la mayoría vivimos en el hipnotismo del ego y ocasionalmente nos damos cuenta de que estamos “soñando” despiertos en pleno día. El darnos cuenta de que estamos soñando nuestra vida, es una puerta abierta para conocer la Esencia que nos sueña, al igual que nos respira y nos vive. 

El ser humano es el único en toda la creación que puede ser y estar simultáneamente. El despertar de la conciencia es la acción de ser conscientes de nuestra existencia, y de nuestras creaciones. Cuando alguien está despierto nada ocurre en la inconsciencia. Es consciente de su poder para crear, y lo usa tanto en vigilia como en sueños. 

La realidad es un sueño que vamos creando sobre la marcha. La física cuántica muestra que la realidad es la capacidad o cualidad del universo de soñarse a sí mismo, de expresarse, de Ser. Esta cualidad de Ser podemos vivirla de manera inconsciente o de forma lúcida. 

El 33% de nuestras vidas pasa mientras estamos durmiendo. La inconsciencia y la poca atención que le dedicamos a nuestros sueños, son semejantes a la inconsciencia con la que vivimos el 66 % de la vida en vigilia. El sueño tiene contenidos que vienen de la vida cotidiana, y de igual forma, la vigilia tiene un alto componente de nuestros sueños. 

La mayor parte del tiempo estamos dormidos. Es como si viviéramos un sueño sin damos cuenta. Vamos mentalmente del pasado al futuro, sin valorar el presente. Para lograr divertirnos mientras actuamos nuestra obra, tanto en el sueño onírico como en el sueño que llamamos vida, debemos procurar estar cada vez menos implicados. 

El cineasta y psicomago Alejandro Jodorowsky dice que debemos interpretar las situaciones reales, como si se tratara de un sueño lleno de símbolos. De él aprendí la práctica ancestral conocida como la “marcha atrás” y es muy útil para ubicarnos a cierta distancia de los sucesos del día. Consiste en ver los acontecimientos del día como si se tratara de una película, antes de irnos a dormir.

Después de haber analizado, juzgado y tomado partido, volvemos a hacerlo, pero esta vez en sentido inverso. Al hacer esto, ¡nos distanciamos! Al acercarnos a la realidad de este modo participamos de un sueño lúcido. Alejandro dice que al hacer esto se percató de que, al igual que todo el mundo, en buena medida soñaba su vida.

No hay diferencia entre rememorar los sueños por la mañana y pasar revista     por la noche a la jornada del día. Del mismo modo como acordarnos de un sueño es un modo de organizarlo. Hacer el ejercicio de la marcha atrás es un modo de poner orden a lo que hacemos.

Ninguno de nosotros ve el sueño completo, sino aquello que hemos seleccionado de él. Del mismo modo, al repasar las últimas veinticuatro horas, no accesamos a todos los actos del día, sino a los que hemos retenido. Esta selección constituye en sí misma una interpretación sobre la cual hemos basado nuestras apreciaciones. 

Para hacernos más conscientes, podremos empezar por distinguir nuestra percepción subjetiva del día de aquello que constituye su realidad objetiva. Cuando ya hemos dejado de confundirlas, somos capaces de asistir como espectadores al desarrollo de la jornada, sin dejarnos influir por juicios y apreciaciones. Desde esta actitud de testigo se puede interpretar la vida como se interpreta un sueño.

Jodorowsky dice: “De este sueño inconsciente que suele ser nuestra vida hay que hacer un sueño lúcido. En el sueño rigen las mismas leyes que en la vida cotidiana: cuanto más te distancias, más puedes gozar de la existencia y sentirla como un gran patio de recreo. Si no consigues distanciarte, la vida puede convertirse en un callejón sin salida”. Cuando aumentamos nuestra vibración al nivel de nuestros deseos, accedemos a una vacuidad preñada del puro potencial de la energía universal. Entonces, participamos del sueño de la Creación y recordamos nuestra esencia. El sueño lúcido es una invitación a despertar nuestra conciencia.

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