Este año a nuestro parecer erróneamente designado como de la “Transparencia” debió denominarse de la “Opacidad”, ya que muy pocas cosas fueron claras y transparentes, debido mayormente al incremento de la corrupción, la inseguridad, el narcotráfico, la delincuencia y hasta la nueva modalidad de sicariato o crimen por encargo.

   Al no estar aprobado, como se dice en nuestros  campos “a pota” de la Ley de Partidos Políticos, se ha iniciado una campaña electoral con tanta publicidad y virulencia, que estaremos atiborrados y maldiciendo, cuando se inicie oficialmente la campaña electoral, lo cual podría redundar en contra de los candidatos al producirse una abstención en las urnas por abominación y saturación, debido a la cantidad de afiches y propaganda de los aspirantes a la presidencia.

   Es increíble también, el aumento de “feminicidios”  y violencia de género, no obstante las penas aflictivas que implican cuando sucede algún caso, en que el victimario decide no suicidarse.  La falta de educación doméstica ha sido la principal causa de estas desgracias que afectan para siempre a muchos niños inocentes.

   El despilfarro del Gobierno Dominicano ha sido denunciado por organismos internacionales, que destacan cómo nuestro país derrocha millones de pesos en obras nimias y entonces, antes la falta de recursos se endeuda para cubrir el déficit del presupuesto nacional,  pagar compromisos internacionales, o complacer a los ayuntamientos  para el pago de la regalía pascual o salario número trece.

   Estamos al borde de convertirnos en un narco Estado.  La cantidad de droga y sustancias controladas que se introducen en nuestro territorio con fines de reexportarlas a mercados con mayor poder adquisitivo está rebosando la copa de la impunidad.  Cada día mayor número de funcionarios, agentes del orden o simplemente traficantes se involucran en este peligroso y degradante negocio.  Es increíble el número de agentes de la DNCD, de  empleados de aeropuertos y líneas aéreas, así como las denominadas “mulas”, que se aventuran a ganar dinero mal habido, a cambio de si fracasan, pasar unos años en la cárcel.

   La importación de productos del agro y el otorgamiento de permisos para el tráfico de los mismos, ha sido una práctica muy nefasta para que logremos el autoabastecimiento y la seguridad alimentaria del país.

   Hemos dejado para último, el hecho más negativo que a nuestro humilde parecer haría desaparecer muchos de los males que adolece el país.  Retrasar para el 2013 el aumento del 4% del PIB para la educación merece una repulsa, no sólo nacional, sino también internacional de aquellos que elaboraron el presupuesto, ya sea por iniciativa propia o por boca de ganso.  

   No todo fue adverso en el año transparente.  Al menos, el Gobierno puede exhibir una tasa de cambio más o menos estable, con una pequeña variación con respecto a años anteriores.  Lo mismo puede decirse de la inflación, que no llega a dígitos dobles.

   El  aumento de las exportaciones, especialmente de tabaco, cacao y bananos dentro del agro, y el reinicio de las operaciones de Falconbridge han dinamizado la entrada de divisas.  Asimismo, podemos alabar el mejoramiento del servicio de electricidad, especialmente el relacionado con 24 horas, ya que estos pagan por el servicio, contrario a lo que sucede en barrios marginados, en donde se niegan a pagar la luz.

   Sería una iniquidad de nuestra parte no reconocer la labor realizada por el consorcio brasileño Odebrecht. Sin los elevados, túneles y su principal logro, la autopista del Coral, nuestras obras públicas languidecerían al no presentar logros positivos como sería la autopista  San Pedro de Macorís-La Romana o la prometida carretera Hato Mayor-Sabana de la Mar, pero esas son harina de otro costal.

   Esperamos que el venidero año 2012 traiga mucha salud y prosperidad a todos nuestros lectores. Nuestro agradecimiento por su   fidelidad.