Hechos, no palabras

<P>Hechos, no palabras</P>

Dudo mucho que exista en esta tierra ciudadano alguno que no anhele lo mejor para el país.

Estoy en la completa seguridad de que la conciencia colectiva apunta hacia el vehemente deseo de que la patria reoriente sus pasos, y llegue a convertirse en una nación próspera y libre de obstáculos.

No podemos ver en cada opinión, en una bien intencionada acción, una mano enemiga.

El derecho a disentir es una prerrogativa ciudadana en cualquier sociedad que se precie de democrática. Y todos debemos asumir que la nuestra lo es.

Se pierde tiempo y esfuerzo cuando a una determinada y libre opinión se le acredita aspiración dañina.

“No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo”, sentenció Voltaire, filósofo francés y genial divulgador fallecido en 1778.

Cuando los pueblos desperdician fuerzas en improductivas contradicciones, restan horas de valiosos aportes al progreso.

República Dominicana tiene ante sí enormes retos y escollos que vencer.

Aquí falta mucho por hacer y bastante por lograr. Educación, salud y seguridad ciudadana son tareas pendientes de resolver.

El tiempo que se desperdicia en ocio, es hora, minuto o segundo que debíamos aprovechar en alfabetizar, en salvar una vida, en proteger al desamparado.

Gran parte de las naciones asiáticas se levantaron sobre escombros, surgieron de la baja productividad hacia los envidiables lugares que ocupan hoy.

Hechos, no palabras. Con ello habremos de situarnos en la dirección correcta.

    Imitemos lo bueno.

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