Héctor Galván – Que Dios los ilumine

Héctor Galván – Que Dios los ilumine

Cuando el presidente de la República se acercó al salón del Palacio Nacional a una reunión con banqueros para tratar el asunto de la prima del dólar, acompañados de los más altos mandos militares, se dio la señal de que era una medida para imponer la fuerza en el mercado cambiario y resolver el problema de la inestabilidad cambiaria.

De seguro que se trataba de una decisión pensada, ponderada, analizada, previamente, por el equipo económico del primer mandatario, y que fue acogida por este. De lo contrario, no se hubiera hecho. Se supone que fue una decisión bendecida por el equipo pensante del Gobierno. Se hablaba, en el lenguaje coloquial presidencial, que se cogería a la prima por el pescuezo o por el pichirrí. Nadie sabe, en términos del lenguaje de la economía, lo que eso significa. No he podido ver en ningún texto que la prima del dólar tenga pescuezo y menos «pichirrí». Ni siquiera en metáfora.

Pero siguiendo con el tema, a ese encuentro de banqueros con el Presidente, le siguieron varias medidas como la de establecer un control y fiscalización de las agencias y casas de cambio autorizadas por la Superintendencia de Banco para las operaciones cambiarias. Hasta se publico que era necesario llevar un recibo de pago de las importaciones realizadas en dólares al momento de liquidar la comisión cambiaria, cosa que era difícil, por no decir imposible, de presentar en el caso de las importaciones hechas a crédito.

Ya han pasado varias semanas después de aquel memorable encuentro, que pasara a la historia como un esfuerzo mas de las actuales autoridades por introducir a los militares en el manejo de la economía y de la política, hecho que no esta establecido en la Constitución ni en las leyes de la República, y la verdad es que la prima del dólar solo ha bajado en los periódicos, recogidas de las informaciones oficiales.

Al parecer, con esa medida, de imponer la fuerza en el mercado cambiario, lo que se ha hecho ha sido oficializar el mercado negro de cambio.

Ahora, oficialmente, si uno va a una casa de cambio, le dicen que le compran el dólar, a 34 pesos por cada uno. Pero realmente, si usted es amigo de la casa de cambio, se lo pagan a 36 pesos y hasta a 38 pesos, por un dólar. Pero si usted lo va a comprar dólar, supuestamente, en el mercado oficial, el que se publica en los periódicos, es que estaría a 35 pesos por dólar, pero la verdad es que no aparece, ni siquiera para remedio, y en los casos en que aparece, si usted no paga por encima de los 40 pesos por dólar, no consigue ni uno.

Es fruto de esa situación que la Asociación Interamericana de Hombres de Empresas del Cibao, así como la regional de la Asociación Nacional de Distribuidores de Vehículos y la Asociación de Porcicultores de Licey, denunciaron, según recoge el periódico HOY, del 31 de diciembre del 2003, que la escasez de dólar y la especulación que mantiene el mercado negro están afectando las industrias y el comercio de la región del Cibao.

Aseguran los porcicultores que la escasez de divisas están perjudicándoles con las carteras de créditos internacionales, ya que no encuentran dólares para cubrirlas en los plazos acordados.

En tanto que los empresarios del Cibao alegan que muchas industrias han disminuido su producción al agotárseles la materia prima, como las industrias de alimentos, como es el caso de la semolina, los productos químicos, harina de trigo, repuestos para automóviles, electrodomésticos, ropas, grasas, comestibles, lubricantes, cebada, leche en polvo y otros renglones.

Y cuando uno ve situación como esa, que la medida de aplicar la fuerza en el mercado cambiario, no produce el efecto de resolver el problema de la inestabilidad cambiaria, cuando uno ve que no producen efectividad las recomendaciones de política económica del actual mandatario; entonces, al comenzar un Nuevo Año, y ver que se agotan todas las medidas que trata de poner el equipo económico gubernamental, en el manejo de la política cambiaria, que prácticamente no dan pie con bola, como se dice en el lenguaje popular; y al ver que uno de los principales efectos de la devaluación es la perdida de la capacidad de consumo de la población por medio del deterioro de su poder adquisitivo, entonces, cuando uno ve que como que no hay salidas, se debe ver al Cielo e implorar con fuerza: Que Dios los Ilumine, a adoptar medidas correctas y apropiadas, por lo menos, hasta el 16 de mayo del 2004, cuando hayan elecciones y asuma un nuevo gobierno que tome las riendas del poder y sepa lo que hay que hacer, restableciendo la confianza y la estabilidad, y dinamizando la economía a favor del pueblo dominicano.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas