Héctor Olivo – Indaguemos

Héctor Olivo – Indaguemos

Al ejemplo cívico del pueblo dominicano en las elecciones del pasado día 16 de mayo, quien acudió de forma masiva y organizada a ejercer el constitucional derecho de elegir, le siguió otro ejemplo de solidaridad y humanidad.

Impactado, conmovido por la imágenes e informaciones provenientes de la frontera sur del país, el pueblo dominicano olvidó las penurias y calamidades del impacto de la crisis económica y ha respondido al llamado de auxilio de los damnificados de Jimaní, cuyo pueblo desaparece del mapa como consecuencia de la crecida del río blanco, un cauce seco por donde no circulaba las aguas desde años.

En los hogares, centros de trabajo, clubes, asociaciones, se recaudó de todo: alimentos, ropas, mosquiteros, colchones, medicinas para ser enviados a la Provincia Independencia.

Personalmente la gente quería ir a llevar sus donativos y ser solidarios con sus hermanos.

Bien temprano en la semana la solidaridad internacional se hizo presente, primero con los mensajes de los gobernantes de países hermanos y posteriormente con el envío de la ayuda para las emergencias.

El Lunes 14 de mayo se amaneció con la noticia del desastre ocurrido por la riada del arroyuelo que viene del hermano territorio haitiano en donde también produjo daños cuantiosos; pero no fue hasta el día jueves, cuando las principales autoridades d la nación acudieron a ver la dimensión de la tragedia.

Ya antes se había pronunciado el Presidente Electo, doctor Leonel Fernández, quien designó una comisión de los dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana, encabezada por su Secretario General, quien ha desde el martes mismo organizó operativos de auxilios médicos y la tramitación de las ayudas al Comité encargado de su distribución.

No ha valido la reacción ulterior de las actuales autoridades para enmendar el error de haber reaccionado tarde ante la tragedia. A ese escenario no llegó en el tiempo que la tragedia demandaba, el Secretario de Salud, de Obras Publicas, del INDRHI y otras instituciones de las que se requiere un esfuerzo mancomunado para enfrentar el desastre natural.

Tal y como describe el patólogo Sergio Sarita Valdez en su columna semanal en este diario que penoso resultó ver la tardanza de la reacción de los funcionarios gubernamentales. «Las imágenes mostradas al mundo a través de las pantallas de los televisores y por el Internet, desgarradoras en un sentido, resultaron bochornosas en el otro. Solamente bastaba mirar la forma cruel e inhumana como eran manejados los cadáveres rescatados de las aguas fangosas en las cercanías del lago Enriquillo. » Explicó con bastante autoridad Sarita Valdez.

Creemos que la magnitud de la tragedia no ha dado lugar a que se hurgue en las posibles causas de la misma. De antemano damos como un hecho que la crecida del río es un efecto de los torrenciales aguaceros caídos en el territorio en la semana previa a la tragedia, con lo que se identificaría como un «fenómeno de la naturaleza», pero; )como explicar algunas de las especulaciones de lo lugareños? Como aquella de que se eliminó por extraída indiscrimada de material de construcción, el muro de contención natural de una de las riveras del río y otras tantas opiniones. Son versiones a las que se les debe buscar una explicación, por lo pronto se debe nombrar una comisión de legisladores, técnicos, especialistas en desastres, recomendamos, para que se averigüe lo sucedido y poder aprender de los sucesos.

Recuerdo en 1998 con el paso del huracán Georges y las inundaciones del lugar en San Juan de la Maguana conocido como Mesopotamia en el cual una Comisión del Senado de la República encabezada por la hoy señora vice presidenta de la República, quien atribuyó la crecida del río a una «inadecuada operación técnicas» de las presas. Con el informe circuló también la versión de miles de muertos como consecuencia de la tragedia, afirmación que fue responsablemente enfrentada por el obispo José Dolores Grullón Estrella quien en lugar de miles informó el fallecimiento de solo 36 personas en la zona de San Juan de la Maguana.

De aquel caso resuenan expresiones como la que citamos «por vía de consecuencia, no son muertes fortuitas o al azar, por una fuerza de causa mayor. Aquí ha obrado la voluntad del hombre, aunque no es una voluntad dirigida a matar a esas personas. Por eso hablamos de un homicidio involuntario» el entre comilla son expresiones del entonces abogado en ejercicio, hoy director del Departamento de Prevención de la Corrupción Doctor Jesús Félix Jiménez, reseñadas en el desaparecido diario El Siglo en Octubre de 1998 en una historia firmada por el periodista Manuel Vólquez.

Ahora no se ha tenido la reacción ligera de aquella tragedia, ha predominado el espíritu solidario, pero es muy importante indagar, investigar los orígenes del desastre con los que se ayude a las prevenciones futuras.

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