Herencia trágica imborrable (y 2)

Herencia trágica imborrable (y 2)

Consumado el hecho en la noche del 30 de mayo de 1961, el país comenzó a sacudirse de sus miedos y avasallamiento a una voluntad. Con la apertura cívica alcanzada, fueron muchas las cosas nuevas que impactaron en la vida tradicional de una aldea nacional que se abría de pronto al mundo.

El país se sacudió de sus grilletes tiránicos y mientras la gran masa festejaba la nueva era democrática, grupos incipientes de poder económico, militar y político, iniciaron sus planes a largo plazo de control de los medios de producción y de los recursos del Estado, pero sin erradicarse los métodos trujillistas de orientación y ejecución en las instituciones militares y policiales.

Todavía, a 50 años de la muerte del tirano, es poco el cambio democrático en las actitudes de los que dirigen las instituciones, en donde se procura, como ayer, dominar a los más débiles y acaparar el mayor volumen posible de los recursos públicos, tendencia que se ha acentuado en los últimos años con la permanencia en el poder de una clase política de mente lineal y autocrática.

Los pasados 50 años han sido testigos de los latrocinios más descarados cometidos con los recursos públicos. No solo es el despojo descarado de grandes riquezas nacionales, sino la incapacidad instalada en la mente de seres humanos, que convertidos a políticos, llevaron a las instituciones su incapacidad y rapacidad.

La falta de un sistema educativo eficiente, la cretinización cada vez más rampante de la sociedad, la dispersión y opacamiento de los valores cívicos y morales, han creado un Estado donde casi todo se permite, acelerado por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y con la inmunidad de militares y civiles que se asocian a ese tráfico, ya que la isla es el trampolín para el trasiego de drogas hacia Puerto Rico y Estados Unidos.

Ya se borró la herencia de la dictadura en cuanto a la disciplina, al control de la inmigración de ilegales, a la eficiencia del sistema educativo público, al mantenimiento de las carreteras y edificios públicos, para todo ser arropado por un desorden generalizado con carta blanca para hacer de todo a nombre de la democracia.

Vivimos en un capitalismo salvaje que ha ahondado el abismo que separa a los sectores pobres de las clases que pueden hacerse de un nicho que les permite vivir con dispendios. La pobreza ha ido en crecimiento desde 1961, pese a los índices de que ha disminuido por el engañoso ingreso per cápita de más de $5 mil dólares anuales, lo cual plantea que la vida sin dictadura solo ha servido para ahondar las inequidades sociales.

Gracias a la valentía de un grupo de dominicanos por la decisión de unirse para cercenar la dictadura. La hazaña permitió que el país entrara al sendero de la democracia. Esa hazaña, que por la situación actual pareciera que fue en vano, abrió las puertas para que entrara el latrocinio rampante de políticos y militares, que a cuenta de seguir una vida democrática, han tenido la libertad de quitarle el patrimonio nacional a una población que hoy en día supera los 9 millones de habitantes. Observemos lo que ocurre en España con el ¡Indignaos! para que los políticos se curen en salud.

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