Quito.   EFE.   Una de las voces más críticas del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, es alguien que le conoce bien, su hermano Fabricio, al que el reciente referendo sobre la justicia y la prensa ha dado alas políticas y una plataforma para posiblemente disputarle la reelección.

Con la consulta popular, Fabricio ha vuelto a los platós de televisión y a las radios, para oprobio de Rafael, quien ha denostado a los medios de comunicación por prestar atención a su hermano.  

“Llamo a mi hermano, Rafael, ñaño (hermano en quichua), escucha, reflexiona y rectifica”, dice en una entrevista con Efe Fabricio, quien le pide que termine con su “prepotencia” y respete “la división de poderes».

Le dice cosas más serias- que es adicto “a la droga del poder” y que va por “el sendero del totalitarismo”, y le avisa de que puede acabar juzgado como el ex presidente peruano Alberto Fujimori.   El mandatario, por su parte, mantiene que el referendo no tiene nada que ver con ansias de poder, que su meta es echar a los jueces “corruptos” que dejan en libertad a criminales y mejorar la calidad de la prensa mediante un comité que regulará ciertos contenidos.   Con el 100 % de los votos escrutados, el presidente ha ganado la baza, pero por un margen mucho menor al anticipado por el Gobierno.   Los hermanos Correa se vieron por última vez en junio de 2009, en un almuerzo junto con integrantes del equipo de fútbol guayaquileño Emelec, del que son hinchas, recuerda Fabricio.   Las relaciones acabaron cuando Rafael ordenó cortar los contratos con el Estado de empresas vinculadas con su hermano por valor de 167 millones de dólares, según la Contraloría.