Hermanos Abreu Rodríguez, Vocación, ternura y destreza

Hermanos Abreu Rodríguez, Vocación, ternura y destreza

Compartir con ellos es hacer un viaje a un mundo lleno de ilusión, alegría y optimismo de saber que en nuestra sociedad hay familias que viven en armonía y que tienen como el centro de sus vidas a Dios.

[nf]Y es que detrás de una familia ejemplar hay, sin lugar a dudas, unos padres maravillosos, que han sabido guiar a sus hijos por el camino del bien, y hacer de ellos hombres y mujeres útiles a nuestro país.[tend]

La familia Abreu Rodríguez está integrada por Rubén Abreu y Magaly Rodríguez de Abreu, quienes son los padres de Ana Magaly, Alina, Alicia, Rubén y Alfredo.

[nf]En el mes de la familia, En Sociedad dedica sus páginas centrales a cuatro jóvenes que han dedicado sus vidas a la enseñanza en sus diferentes vertientes.

Iniciamos con Alina Abreu, una mujer amante de las Bellas Artes, que ha sabido emprender un camino lleno de éxito fruto de un trabajo arduo.

[nf]Ella nació entre zapatillas y cintas que la han llevado a ser una fiel exponente del ballet clásico en la República Dominicana.

[nf]Y es que bailar no es tan sólo un oficio para Alina, es, además, su pasión, su vida, su espíritu y alma.

Perseverante y apasionada de su trabajo, cada día se propone nuevos objetivos que le permiten innovar en su carrera artística. «Con todo lo que me he propuesto me siento muy orgullosa de haberla logrado, espero sentirme así todo el resto de mi vida».

[nf]Afirma con entusiasmo que lo que ha realizado hasta ahora es sólo el principio de lo que le gustaría hacer.

[b]A la pregunta de ¿es difícil dedicarse al ballet clásico en este país?, responde lo siguiente:[/b][br]En cualquier disciplina es difícil dedicarse hacer algo y tratar de hacerlo bien, no solamente en el ballet, sino en cualquier área.

Dice que el mejor reconocimiento al trabajo realizado es cuando tiene la oportunidad de ver una de sus alumnas en el escenario bailar con sentimiento y pasión.

Recuerda que cuando bailaba a nivel profesional sentía una gran responsabilidad con ella misma; ahora la diferencia es que cuando el telón se abre y bailan sus alumnas siente un gran respeto por cada una de las personas que están sentadas esperando ver un espectáculo con mucha calidad.

Expresa que los aplausos del público son una recompensa por el trabajo realizado.

Su tono de voz grave y segura contrasta con lo sublime y tierno que se denota cuando baila al ritmo de una bella melodía.

Y es que Alina es una persona con unos objetivos en la vida muy claros y por lo que cada día le pide a Dios que le dé fuerza para lograr cada propósito establecido.

Comienza el día muy temprano para poder cumplir con los compromisos del hogar y el trabajo.

A las seis de la mañana se levanta para preparar a sus niñas y llevarlas al colegio. Además hace ejercicios para mantenerse bien con ella misma, y así poder hacer sentir bien a los demás.

Luego se dirige a su lugar de trabajo donde tiene la oportunidad de crear nuevos talentos.

Dice que con un poco de orden se puede cumplir con el hogar y el trabajo. «No quiero decir que soy super héroe, pero trato cada día de hacer las cosas mejor, dentro de cada una de las diferentes vertientes para ser de nuestras vidas lo más placentera posible».

[b]¿Qué significan tus padres y hermanos?[/b][br]La familia tiene dos núcleos, uno es cuando se es soltera y el otro cuando nos casamos. Mi familia de origen y nacimiento es el soporte, la misión, la vida. Mis hermanos y yo tenemos una relación de mucha empatía, quizás porque trabajamos todos por una misma causa, y por otro lado tengo a mi esposo e hijaijas, que son mi soporte emocional.

[b]¿Quién es tu guía espiritual?[/b][br] Trato de seguir los pasos de la vida de Jesús para ser una mejor persona y trabajar por un bien común a fin de ayudar al prójimo. Mantenerme en comunicación espiritual con todas las personas que me rodean es lo principal en mi vida. Además sigo el ejemplo de María, de madre abnegada y esposa fiel.

Los Abreu Rodríguez vienen de una familia de educadores, crecieron viendo a su madre dedicada a la enseñanza, vocación que se ha prolongado en cada uno de sus descendientes.

Ana Magaly recuerda que de niña ayudaba a su tía, quien tenía una escuela Montessori, y así nació su pasión por los niños y la educación.

En el año 1991 fundó el pre escolar Montessori donde trabaja con niños de 0 a 6 años de edad.

Está convencida, como sicóloga y educadora, de que los primeros seis años en la vida de un niño son los más importantes. «Yo tengo la satisfacción de saber que estoy trabajando con seres humanos en etapa formativa».

Entiende que para dedicarse al magisterio hay que tener vocación, ambición del proyecto para cada día dar más, y mucha perseverancia.

«Lo primero que se debe hacer como profesional de esta área es conocer al niño, saber cuál es la naturaleza del hombre y su necesidad».

Explica que cuando el niño tiene la oportunidad de que si se le proporciona un ambiente rico para su mente, cuerpo y espíritu, será un ser que tendrá las herramientas para triunfar en la vida. «Es importante entender que cada niño es diferente el uno al otro. Si se tratan todos iguales, en grupo, viene el sello donde se siente ser el mejor o el peor, y esto no es bueno porque hay que vivir en la diversidad del mundo.

Ana Magaly entiende que un maestro debe tener la humildad de entender lo que es trabajar con los niños. «Debe bajarse a su nivel para saber que los adultos no son los que más saben.

«Vamos aprender todos juntos en el camino, y más que eso, debe estar consciente de que ese ser humano por más pequeño que sea, no quiere decir que es menos, sino que es un ser amado y querido por Dios igual que yo, y la única ventaja que puede tener el adulto es la experiencia de vida por ser mayor», asegura.

Después de 23 años en el magisterio siente que esta profesión la ha llenado de satisfacción. «Cuando uno ama lo que hace, trabaja con el corazón porque eso te lo regaló Dios para ponerlo al servicio de los demás».

A su juicio, lo primero que hay que tomar en cuenta para la educación de los jóvenes es que ellos entiendan su rol en este mundo, que se sientan amados, queridos y aceptados. «Hay que inculcarle a la juventud el amor por ellos mismos para que puedan darle amor a los demás y enseñarle el camino para que lleguen a Dios porque esa es la fuerza que mueve la vida».

El mejor ejemplo que ha recibido de sus padres es la perseverancia en el trabajo y que en la vida lo que vale es ser honesto, serio y capaz.

«Mientras se tenga un matrimonio sólido donde sea emocionalmente maduro y amorosamente unidos, los niños y la familia se guiarán por buen camino».

Para Ana Magaly la felicidad se construye con la aptitud que tome cada individuo. «Yo soy muy feliz como persona, madre y profesional.

Una vez termino de conversar con Ana Magaly continúo la entrevista con Alicia, quien le ha seguido los pasos a su hermana Alina en el conservatorio de danzas.

Nos cuenta que cuando Alina se fue a los Estados Unidos a estudiar ballet, en Santo Domingo quedaron al frente de la escuela, su madre y ella. «Cuando tuve esa responsabilidad fue que empecé a preocuparme por aprender y hacer las cosas bien porque eso fue lo que nos inculcaron nuestros padres».

Por medio de esta oportunidad entendió que, al igual que sus hermanas, le gustaba enseñar. «Tuve la oportunidad de trabajar con niños, y ahí fue que me di cuenta que esa era mi vocación».

Cada día le agradece a Dios por pertenecer a una familia unida. «Nosotros no somos la familia perfecta porque el único perfecto es Dios, pero tratamos dentro de lo que son los reglamentos, llevar una vida en armonía y amor».

[b]¿Le seguiste los pasos a tu hermana Alina, por qué?[/b][br]Lo que más admiro de Alina es el tesón que ella tiene para hacer las cosas y que es una persona perseverante. Además tiene una visión del futuro.

Señala que en los últimos tiempos es que ha entendido donde ella quiere llegar porque cuando decidió mudar la escuela de ballet donde tenían 400 niñas para un local con la capacidad de 1,200. «Era un proyecto tan ambicioso que yo decía que en este país eso no resulta, lo que pasa es que no había oferta. El proyecto que tiene no es solamente de quedarse en este país, sino de expandirse en el mundo entero, y decir que en la República Dominicana hay calidad para preparar niñas en esta área».

Dice que de Alina aprendió el tesón, la perseverancia y la consistencia en el trabajo.

En cambio, Alina aprendió de ella, la serenidad y saber ser conciliadora. «Hemos hecho muy buen equipo porque ella ha sido la fuerte y yo la que siempre busca soluciones», dice.

De su niñez nos relata que su mamá trabajaba todo el día y se quedaban a cargo de la casa Alina y Ana Magaly. «Tenía que portarme bien, no podía hacer desorden en la calle. Recuerdo que cuando era una adolescente Alina me exigía tener una buena imagen porque trabajaba con niños, y eso es lo que yo toda mi vida he hecho y nos ha distinguido a las tres».

En el umbral de la noche continuábamos compartiendo con los hermanos Abreu Rodríguez, cuatro jóvenes que tienen un encanto que fascina a primera vista.

Aún nos faltaba por entrevistar al benjamín de la familia, un chico dinámico que ama el deporte en toda su dimensión.

Alfredo Abreu dice con entusiasmo que siempre se ha sentido como el rey de la casa porque al ser el más chiquito «siempre me han mimado como si fuera el osito chulo».

Sus ojos vivarachos expresan la satisfacción de ejercer un oficio que le ha permitido explotar toda esa experiencia que ha tenido en el mundo de los deportes.

Es el director de una escuela muy particular que lleva por nombre «Al patio con Alfredo», fundada en el año 1998, la cual nació de la necesidad de los padres de poder tener a sus hijos en un lugar donde aprendieran diferentes disciplinas.

«En esta escuela tenemos niños de tres a doce años de edad. Les enseñamos lo que se llama disciplina deportiva donde tienen la oportunidad de practicar varios deportes».

Recuerda que desde los 13 años comenzó a trabajar con Alina y Alicia en la escuela de ballet donde era el portero. «Yo cuidaba de que las niñas no se fueran con extraños. Me pasaba la tarde jugando con ellas hasta que llegaban sus padres».

Después trabajó cinco años en Jarabacoa en el campamento de Baiguate. «Cuando en el verano no podía viajar hasta allá por la universidad me quedada trabajando en el campamento «El Cocodrilo» con Ana Magaly».

Expresa que «Al patio con Alfredo» los pequeños conocen todos los deportes que le da una seguridad a ellos mismos de enfrentar el miedo y poder sobrepasar los momentos difíciles.

A nivel personal Alfredo nos dice que se siente muy honrado de tener esta familia. «Me siento dichoso que Dios me regaló esta familia donde todos hemos explotado los dones de cada quien. Me siento muy feliz de compartir mi vida con mis hermanos».

Admira a sus hermanas porque tienen una formación personal, laboral y profesional. «En definitiva son tres mujeres ejemplares».

Los momentos más especiales de su vida fueron cuando recibió el Señor dentro de su corazón, cuando nació su hija, cuando comparte con su esposa y cada vez que completa uno de los eventos especiales en su trabajo.

Conocer a los hermanos Abreu Rodríguez es una agradable experiencia de saber que contamos con jóvenes talentosos que trabajan en favor de la educación, las Bellas Artes y los deportes.

Sus destrezas e inquietudes nos embarcan a un recorrido por una aventura que comienza con la ternura y la gracia de la danza y termina en un juego de vida.

[b]PERFILES:[/b]

[b]Ana Magaly Abreu de Peña[/b][br]Es la mayor de los hermanos Abreu Rodríguez. Está casada con Donato Peña de Windt, con quien ha procreado a María Alejandra, María Amelia y Donato José.

Es la directora del pre escolar Montessori, fundado en el año 1991 donde se aplica el método Montessori para niños hasta la edad de seis años.

[b]Alina Mercedes Abreu de Feris[/b][br]Directora del Conservatorio de Danzas Alina Abreu, una institución especializada en niños y jóvenes amantes de las Bellas Artes.

Define el ballet como un apasionante recorrido por una aventura que comienza en el rito y termina en el teatro. Es la actual vice presidenta de la alianza mundial de la danza para centro América y el Caribe. Está casada con Miguel Feris Chalas y es madre de Marialina y Miguelina.

[b]Alicia María Abreu de Piantini[/b][br]Es la sub directora del Conservatorio de danzas Alina Abreu. Está casada con Julio Alberto Piantini Espaillat, con quien ha procreado a María Alicia, Julio Alberto y Graciela Aida.

[b]Alfredo Antonio Abreu Rodríguez[/b][br]Es el director del Instituto de Kick Boxing deportivo y el Centro Deportivo «Al patio con Alfredo», fundado en el año 1998. En este lugar los niños reciben clase de diferentes deportes. Para los niños, el patio es un juego de vida donde aprenden béisbol, basketball, bicicross, voleibol, soccer, kick ball, balonazos, wall climbing, rugby, balonmano, croquet, estilo libre en skate board, manoball, judo foot ball, entre otros.

Está casado con Dinora María Rodríguez y es el padre de la pequeña Mariana Abreu.

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