Hermanos guatemaltecos separados por la guerra, juntos después de 31 años


<p>Hermanos guatemaltecos separados por la guerra, juntos después de 31 años</p><div><br></div>

GUATEMALA. AFP. Con serenidad, Sebastián Sales se levanta de la silla y desde el pasillo ve venir a su hermana Fabiana, a la que vio por última vez cuando ella tenía solo cinco años y que ahora, 31 años después, logra abrazar tras hacer sido separados por la guerra civil que azotó Guatemala cuando gobernaba el ex dictador Efraín Ríos Montt, quien afronta un juicio por genocidio contra indígenas.  

En 1982, cuando reinaba la política militar de tierra arrasada y la violencia indiscriminada contra la población, en especial la indígena al noroeste del país, los ocho miembros de la familia Sales quedaron dispersados durante meses.

Cada quien tomó el camino que pudo y cuando fueron retornando a su pueblo La Cumbre, en el municipio indígena de San Idelfonso Ixtahuacán, Huehuetenango, a unos 305 km al noroeste del país y fronterizo con México, el único que no apareció fue Sebastián.  

A sus 16 años, el joven se había perdido en la montaña. «Sin querer fui a parar a México» específicamente en Chiapas, relata. Allí sobrevivió trabajando en plantaciones de papaya, banano y maíz, hasta que hace siete años decidió volver a su tierra.  

«Yo creí que habían matado a mi familia porque les mandé una carta y no me contestaron», relata a los periodistas invitados al reencuentro organizado por el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), una organización integrada por familiares de detenidos-desaparecidos.  

Los padres. Pablo Sales y María Maldonado tuvieron seis hijos, dos hombres y cuatro mujeres. Fabiana aún vive con ellos en la misma comunidad que tuvieron que abandonar durante el conflicto armado y aunque deseaban ver a su hijo, sus edades avanzadas hicieron imposible el viaje a la capital.   

Pero el segundo reencuentro va en marcha.

Toda la familia se reunirá, solo queda definir dónde, si en Nuevo México, una comunidad del sur de Guatemala integrada por retornados, donde vive Sebastián con su esposa y varios hijos, o si será en el pueblo natal, cuyos habitantes fueron objeto de persecución militar unos tres meses después de llegar al poder Ríos Montt.  

Con su mirada en esos tiempos, Sebastián espera que el ex dictador, el primero en Latinoamérica enjuiciado por genocidio, «pague por todo lo que hizo».  

«El mató a mucha gente, campesinos, niños y ancianos y merece un castigo», expresó.  

Masacre. Ríos Montt y el ex jefe de inteligencia militar José Rodríguez son juzgados por la masacre de 1.771 indígenas mayas ixiles, ocurrida entre 1982 y 1983, en el punto más cruento de la guerra que durante 36 años dejó 200.000 muertos o desaparecidos, según el informe de la ONU.  

Luego de intensas investigaciones y visitas a comunidades en Huehuetenango, el GAM, con apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja, localizó el pasado 3 de abril a la familia Sales y así pudo concretar el reencuentro, el primero que logra este año.  

Para el resto de 2013 esperan poder reunir a familias en otros 12 casos, que se sumarán a los 106 que han propiciado desde 2006, cuando inició el programa.   

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