Hermetismo en las alturas

Hermetismo en las alturas

Un vacío de comunicación se palpa en la confrontación intraparditaria que domina la atención pública y que sobrepasa las fronteras del partido en el poder que previamente absorbió el control de funciones públicas determinantes para la nación que lot eligió y a la que más se debe. Ese Partido de la Liberación Dominicana que siempre pareció fiel a la disciplina de su origen ahora es visto en la discordancia partidaria que ha caracterizado a otros ámbitos. Se ha sumergido en un conflicto entre reelección y no reelección, con sus dos grandes líderes polarizados. Un enfrentamiento que se prolonga y desconcierta a seguidores y a mucha gente que dentro y fuera del peledeísmo dice en encuestas que favorece a una de las partes.

Estos tumbos hacia la división incluyen el contraproducente ingrediente del silencio de los grandes señores de la discrepancia. No hablan del asunto ni entre ellos, al menos públicamente; y por tanto la sociedad carece de información esencial sobre el conflicto, lo que resulta frustratorio para la opinión pública que merece elementos de juicio para saber a qué atenerse en medio del suspenso causado por un desprecio a la obligación de enterar a los ciudadanos. Ha faltado por lo menos una señal de que pronto ambos van a situarse por encima de los individualismos contraproducentes haciendo concesiones que faciliten el reencuentro y la preservación institucional de su partido. Después de escrito este editorial llegó la noticia de que el expresidente Leonel Fernández pronunciará un discurso a la nación mañana.

Velar por buen uso de recursos

Recientes episodios de la vida nacional generan    precupación por una insuficiente aplicación de controles y normativas sobre el gasto público para garantizar que esté justificado y honestamente manejado. Además sus resultados deben ser consecuencia  de una idónea planificación y ejecución por parte de contratistas competentes  que no sean escogidos por favoritismos que propicien el enriquecimiento. Suele hablarse   de licitaciones, auditorías y   aplicación de protocolos para que nada quede oscuro; y luego resulta que la prevención no funciona y  que los malos resultados escandalizan por denuncias de particulares; no de los guardianes de la cosa pública. Eso de invertir cuantiosos recursos en instalaciones sanitarias para  que luego se descubra que son infuncionales y de ilógicos diseños  debe motivar esfuerzos por establecer responsabilidades.

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