La impronta de Ramón Tebar, marcó el cuarto concierto de música y canto del VIII Festival Musical de Santo Domingo el pasado martes en el Teatro Nacional Eduardo Brito. La pasión que imprime a su dirección, la movilidad constante y el elocuente accionar, se convierten en un espectáculo visual, pero este artilugio no tendría sentido si no produjera la respuesta precisa de la gran orquesta, que se dejó escuchar diáfana, perfectamente equilibrada.
La hermosísima y descriptiva danza egipcia de Phryne, perteneciente a La Noche de Walpurgis, segmento bailado de la ópera Fausto, de Gounod, constituyó una magnífica introducción. Con la barcarola del dueto Belle Nuit o nuit d´amour, de los Cuentos de Hoffmann de Offenbach, inició la parte lírica, en la que intervinieron la soprano Sarah Jane McMahon y la mezzosoprano Yana Boukoff. Cada una dentro de su tesitura, muestra la calidad de sus voces.
Luego la Boukoff interpreta, Mon coeur s´ouvre á ta voix de la ópera Samson y Dalila de Saint Saëns. Una selección de arias y duetos de la ópera Carmen de Bizet, se constituyó en un verdadero performance, que inicia con el bellísimo preludio, obra maestra de su género, premonitor del drama. Yana Boukoff interpreta La Habanera, su voz hermosa, de cálidos contrastes, encuentra poca correspondencia con el hierático accionar, y la falta de pasión, cualidad inherente a Carmen.
El entreacto al segundo acto, breve introducción orquestal, tiene como tema la canción de los dragones de Alcalá para fagot y clarinete. La entrada de Escamillo con su aire fanfarrón, perfectamente proyectado por el desenvuelto barítono Michael T. Simpson, da paso a la célebre Votre toast y Toreador en garde en la que destaca la potencia de su voz de hermosos registros graves. Con el intermezzo del IV acto, en la forma de una hermosa aragonesa, y el dueto final entre Carmen y Don José, en el que intervienen Yana Boukoff y el tenor Diego Torres, de magnífica voz, cierra la primera parte. El detalle de colocar instrumentos de vientos fuerza de la orquesta, justo en sentido contrario en el lobby- produjo un efecto de eco, novedoso y atractivo.
La segunda parte inicia con la dramática obertura de la Fuerza del Destino, de Verdi. La soprano Sarah McMahon luce su potencial vocal, con agudos de gran alcance, unido a un histrionismo desbordante, al interpretar E strano de la Traviata. Destacan además, Michael T. Simpson en el Largo al factótum de Verdi, y Diego Torres en la famosa romanza No puede Ser de la zarzuela La Tabernera del puerto, de Sorozábal.