En la “Ciudad Corazón” del Cibao, entre sus construcciones urbanísticas de curiosas formaciones,  están  aquéllas en las que hubo una innovación que las diferencia de las demás.

Una de ellas se encuentra en la fortaleza San Luis, que  en su interior tiene un bulevar de esculturas, únicas  en un recinto militar antiguo histórico.

Son bustos de los próceres de la historia,  colocados en pedestales divididos por jardineras, que inician con los tres padres de la patria: Duarte, Sánchez y Mella, seguidos por los generales Pedro Santana, José María Imbert, Fernando Valerio, Antonio Duvergé, Juan Luis Franco Bidó, José Joaquín Puello, José María Cabral, Juan Lafitte, José Antonio Salcedo, Pedro Antonio Pimentel, Gregorio Luperón, Benito Monción, Santiago Rodríguez y Gaspar Polanco, quienes tuvieron un papel protagónico en las diferentes invasiones haitianas y en la separación de Haití.

También están entre ellos algunos de  los que en 1863  participaron en la guerra de Restauración, aunque años más adelante muchos de ellos fueron fusilándose unos con otros después de haber ganado todas las batallas, como por igual de otros patriotas que están en nuestra historia.  Igualmente, pero aparte, se encuentra el busto que representa a una cacica que hubo entre los jefes indígenas o caciques que había en isla.  Se trata de Anacaona, la reina del Jaragua, cuyo nombre,  traducido al español, es Flor de Oro.

En los jardines delanteros están un par de esculturas hechas de material reciclado, hierro y hojalata, las cuales en Santiago son los embajadores del carnaval del este. Representan a dos jóvenes que combatieron por una doncella en la cultura cocola o afroinglesa existente en la tradición carnavalesca principalmente de Macorís del Mar.    También, frente al lateral norte de esta alameda, se puede observar la estructura de lo que fue la cárcel pública construida en el gobierno de Ulises Heureaux, “Lilís”, entre los años 1905 y 1907 por el Ayuntamiento existente en esos tiempos.