Héroes anónimos de las cirugías: intensivistas
post-quirúrgicos

Héroes anónimos de las cirugías: intensivistas <BR>post-quirúrgicos

POR JOSÉ PIMENTEL MUÑOZ 
En el amplio sector médico dominicano parece existir consenso en que la cirugía cardiovascular ha registrado en el país un significativo desarrollo en la última década, aún cuando su práctica está limitada a pocos centros.

Cuando de ella se habla, se piensa solamente en los cirujanos, sin duda, los actores de primera línea en las delicadas operaciones en que prácticamente se repara el corazón del paciente, generalmente afectado por obstrucciones en las arterias coronarias o por válvulas enfermas.

Pero como soporte de los cirujanos actúan otros profesionales, con tanta preparación como ellos, que tienen igual cuota de responsabilidad en la tarea de lograr la total recuperación del paciente.

Se trata de los intensivistas post-quirúrgicos, que manejan al paciente desde que sale del quirófano hasta que, días después, es despachado a su casa. Discretamente, pero con laboriosidad y sumo cuidado, los intensivistas llevan a cabo durante buen tiempo –entre cuatro días y una semana– un trabajo que complementa la meticulosa cirugía.

Con siete centros realizando operaciones de corazón abierto –cinco en Santo Domingo y dos en Santiago– la República Dominicana cuenta con alrededor de quince de estos especialistas.

Uno de los más conocidos y activos lo es el doctor Carlos Rivera Payano, quien tiene la triple función de jefe de la unidad de post-quirúrgica del Instituto Dominicano de Cardiología, jefe de la unidad de cuidados intensivos de la clínica Gómez Patiño y profesor de fisiopatología cardiovascular en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. 

Rivera Payano, graduado de médico en 1982 y como cardiólogo en 1988, habló ampliamente para este diario acerca de las funciones de los intensivistas, especialmente de los post-quirúrgicos cardíacos.

“Las unidades de cuidados intensivos son áreas destinadas mantener y vigilar los pacientes de condiciones críticas. Las hay de distintos tipos: las polivalentes (en que se ingresan pacientes con patologías variadas y en condiciones clínicas que ponen en peligro su vida); las coronarias (en que se ingresan los pacientes con urgencias cardiovasculares); las post-quirúrgicas cardíacas (en las que se vigilan los pacientes sometidos a cirugía de corazón abierto); y las post-quirúrgicas en general (en que se alojan pacientes de operaciones diversas)”, explicó.

Equipos

Resaltó que una unidad de cuidados intensivos, de cualquier índole, debe estar dotada de equipos básicos para atender y dar seguimiento a los pacientes. Pero aquí, lo dice claramente, no todos los centros médicos que dicen tener unidades de este género disponen de la tecnología necesaria y moderna y el personal adecuado.

Entre estos cita los equipos para monitorear, con dispositivos para medir la frecuencia cardiaca, tensión arterial no invasiva, oxigenación de la sangre y la electrocardiografía, ventiladores mecánicos, marcapasos, desfibrilador, etc.

Rivera Payano dice que antiguamente, no solo en nuestro país sino en cualquier parte del mundo, no existía todo el aparataje  y la tecnología para darle seguimiento al paciente que salía de una intervención de corazón abierto. Ahora no sólo existen estas unidades, con modernísimos equipos, sino que hay médicos entrenados en post-quirúrgico cardíaco. “Esto ofrece muchas ventajas, porque existe una serie de técnicas y protocolos para lograr resultados beneficiosos y la rehabilitación efectiva del paciente operado. No hay dudas en que en el desarrollo de la cirugía de corazón en el país, nuestros cirujanos han tenido la  contribución de manera notable de los intensivistas post-quirúrgicos”, destacó.

Rivera Payano hizo de 1997 a 1998 un entrenamiento en cuidados intensivos coronarios y post-quirúrgicos cardíacos en el hospital Gregorio Marañón, de España, donde funge como jefe del ramo el doctor José Luis López Sendón, muy conocido a nivel internacional. La compañera de Payano en la unidad de cuidados intensivos del Instituto Dominicano de Cardiología lo es la doctora Pura Henríquez, quien también se entrenó en Europa.

Post-cirugía

Rivera Payano explicó que el tiempo promedio de estadía en la unidad de atención intensiva de un operado, es de cinco a seis días. Cuando sale es enviado directamente a su casa. Podría salir de ella antes, pero se le mantiene más tiempo ahí para evitar contaminación y complicaciones en una habitación normal.   

Si una cirugía se hace en la mañana, generalmente el paciente sale del quirófano antes del mediodía. En el mismo quirófano es puesto en manos de los intensivistas. El corazón operado, sea de válvulas o de coronarias, ha comenzado a latir y a desempeñar su función tan pronto los cirujanos desconectan al paciente de la máquina de circulación extracorpórea que hace las veces de pulmón y corazón mientras se realiza la cirugía.

Ya en la unidad de atención intensiva, dependiendo del tipo de cirugía efectuada y de las condiciones del enfermo, se procede a la extubación, es decir a quitarle los tubos insertados por su nariz y llevados hasta la tráquea –y conectados a una máquina de ventilación– que le permitían respirar durante la intervención. Usualmente a las 3 o 4 horas de concluida la operación, el paciente, que ya está despertando, es extubado. El tiempo de sedación, es decir de mantener al paciente dormido una vez concluida la operación, esta a decisión de los intensivistas.

Lo demás es control estricto de los intensivistas, que temprano en la mañana del día siguiente ponen de pie al paciente, lo impulsan a caminar y lo dejan sentado todo el tiempo que quiera y pueda.

Los intensivistas después de la cirugía cardiaca tienen que ser cardiólogos muy capacitados, bien entrenados, responsables con su trabajo, dispuestos a acudir al centro de trabajo a cualquier hora del día y la noche, con actitud de sacrificio de compromisos familiares y personales a fin de atender las emergencias que se presentan.

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