En un auto movido por una mecánica híbrida se logra aprovechar parte de la energía que en otros vehículos se desperdicia, reutilizando esa energía para alimentar otras cosas que normalmente requieren “nueva” energía.
Así que en estos tipos de autos se está ganando en eficiencia, consumiendo mucho menos combustible que con vehículos alimentados por motores convencionales a gasolina.
Pero el secreto para que los híbridos sean realmente eficientes está en el sistema de gestión de los propulsores: eléctrico o de combustión interna, con estos sistemas la gestión decidirá en cada momento qué propulsor entrará en funcionamiento y cómo lo hace para reducir al mínimo el consumo de combustible y los gases contaminantes. De hecho, en algunas situaciones, estos propulsores no consumen nada, cero consumo, por ende cero emisiones. Por ejemplo cuando el auto está parado en un semáforo, en esa situación no es necesario que el motor convencional esté prendido, y al eléctrico no estar funcionando no gasta energía.
Precisamente, el hecho de tener un motor eléctrico da otro punto extra a las mecánicas híbridas, porque cuando está funcionando solo la parte eléctrica no hace ruido y por los escapes no salen gases contaminantes. ¿Puedes imaginar una ciudad en la que los motores de los autos no generen ruidos y sus escapes no emitan gases contaminantes? En algunos lugares eso podría ser posible solo por la falta de autos circulando, pero en nuestras ciudades eso sería una realidad utópica solo al pensarlo. En cuanto al mantenimiento de los autos híbridos, es sencillo y no difiere en nada al de los autos convencionales a gasolina. De hecho, las baterías de jonio de litio que usan los vehículos híbridos no requiere mantenimiento y tienen la misma duración que la vida útil del vehículo. Además, cuando el vehículo llegue al final de su vida, el 95% de la batería es reciclable en los concesionarios de ventas que comercializan vehículos de autos híbridos.