HIGÜEY. LA ALTAGRACIA. Con lágrimas y pesar, el pueblo de Higüey vio partir hacia la morada celestial a uno de sus más connotados hijos: al bueno y queridísimo amigo, doctor Félix Vizcaíno Soto. Nacido en San Cristóbal, llegó a este pueblo con apenas 24 años y recién graduado de abogado, a ocupar el cargo de juez de paz, posición desde la que se ganó el aprecio y la distinción de toda la colectividad.
También ocupó otros cargos en el tren judicial, tanto en esta ciudad como en La Romana. Fue presidente del Club de Leones y miembro de otras organizaciones sociales.
Vizcainito, como se le llamaba popularmente, llevaba varios años en aquejado de salud y falleció el domingo pasado en Santo Domingo.
Le sobreviven su esposa, la profesora Margia Lugo Yunes y sus hijos Frank Emilio, Magnolia, Yolandita, Lelis y Félix Cristóbal, quienes han sellado una conducta ejemplar a todo lo largo de su existencia. Los familiares de Vizcaíno Soto deben estar tranquilos con la partida de su apreciado deudo, porque Dios sólo reclama las vidas buenas, y la suya era una de ellas.
Ahí están los valiosos aportes hechos al pueblo de Higüey, la solidaridad que siempre mantuvo con los más pobres y el evidente sentimiento de colaboración que siempre mantuvo para alcanzar el bienestar de la comunidad a la que servía con amor y desinterés. Para los buenos, la muerte es puerto seguro», decía San Ambrosio.