PYONGYANG. AP.  El próximo líder de Corea del Norte escoltó la carroza fúnebre de su padre ayer, en un funeral coreografiado al milímetro, haciendo reverencias y venias frente a miles de ciudadanos que lloraban y pataleaban de dolor por la muerte de Kim Jong Il.   Su hijo y sucesor, Kim Jong Un, desempeñó un papel central en la procesión. Encabezó el duelo en un día nublado y frío, caminando con una mano sobre la carroza y la otra en saludo militar, con la cabeza inclinada ante el viento.  

Al concluir la procesión de dos horas y media, Kim Jong Un permaneció de pie flanqueado por los principales funcionarios militares y del partido que se prevé serán su círculo de asesores, al tiempo que un grupo de fusileros efectuaba 21 disparos, y luego volvió a saludar ante los soldados que marchaban con fusiles y banderas.   Aunque los analistas dicen que Kim Jong Un  enfrenta los retos gigantescos de gobernar a un país que tiene dificultades para alimentar a su pueblo al tiempo que desarrolla un programa  nuclear.

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Culto

Las dramáticas escenas de dolor muestran lo efectivo que ha sido el gobierno de Corea del Norte en construir un culto a la personalidad de Kim Jong Il a pesar de la crónica escasez de alimentos.   Mientras los norcoreanos lamentaban la pérdida, la transición del poder a Kim Jong Un avanzaba a paso acelerado.