Cerca del 56% de las adolescentes que se embarazan abandona para siempre los estudios, y un alto porcentaje cae en depresión y drogas. El problema es extensivo a sus hijos que son más propensos a las adicciones, el pandillerismo y el suicidio. Esos niños físicamente son más vulnerables que el resto de los de su edad y tienen más probabilidades de morir antes del año que los hijos de adultas. Cerca del 21% nace prematuro y presenta más patología cardiaca, infecciones, labio leporino y paladar hendido y discapacidad.
Necesitan una mayor atención, lo que en muchos casos no tienen puesto que el 60% de las madres de entre 13 y 19 años son pobres o muy pobres y se estima que el 32% es soltera, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadísticas y del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
La parte emocional. La sicóloga Elvira Sierra explica que los infantes pueden arrastrar carencias que les impiden asimilar en clases y suelen ser más agresivos, inseguros y manipulables. Los padres no tienen la madurez necesaria para formarlos, en los casos en los que viven juntos, además esas uniones son más inestables y duran menos, lo que también daña.