Hijos prodigan amor  madres fallecidas y llevan flores al cementerio en su día

Hijos prodigan amor  madres fallecidas y llevan flores al cementerio en su día

Los cementerios fueron escenarios ayer, en el Día de las Madres, de ese amor que quedó atrapado entre mamá e hijos y que no rompe ni se olvida con la muerte.

Con lágrimas, la mirada triste y hasta  con  sonrisas, cientos fueron a visitar a sus madres sepultadas.

 Las recordaron en forma diferente en cada cementerio. En el  Parque Memorial Puerta del Cielo a las madres se les hizo una conmemoración por lo alto, bajo el concepto de que se celebra la vida de la persona que no está.

Al mismo tiempo los deudos dejaron flotar decenas de globos blancos, decorados con mensajes amorosos, mientras una música instrumental, del género sacro, llenaba de espiritualidad el lugar.

En tanto, en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez primó la tradición de orar, meditar   durante un rato ante la tumba de los  seres queridos, colocar flores e  higienizar el lugar.

En el Parque Puerta del Cielo, su presidente ejecutivo Leonardo Vargas, recibió a los visitantes junto a quienes protagonizó un acto a las 11:00 de la mañana, que incluyó una eucaristía. A los visitantes se les brindó bebidas refrescante y café, se les ofrecieron sillas para sentarse ante las tumbas y sombrillas para el sol.

Pesar de familiares.  Por doña Lucía de Báez, fallecida hace cinco años y sepultada en Puerta del Cielo, estuvo un grupo de parientes, en ellos su hija, Mary Tezanos, quien recuerda el día que su madre le dijo: “tu puedes seguir hacia delante”.

La embargó el llanto cuando hablaba de las cualidades de su madre.

Misael Gómez soltó dos  globos llenos  de puntos, cada uno de ellos significaba una palabras para su madre fallecida, Carmen Delia Andújar, como la ternura y el te amo.

Pasan los años.  Para los hijos de las madres muertas no importa el tiempo que haya pasado después de su partida. Todos los Día de las Madres, a visitar sus tumbas.

En el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez, en el Distrito Nacional, las visitas de los hijos se hizo sentir.

Rostros tristes, lágrimas de dolor y casi todos los visitantes a las tumbas de sus madres coincidían en que se trata de un dolor que no se supera.

“Eso es lo más grande que le puede pasar a uno, la madre lo es todo”, dijo José Manuel George, quien con algunas limitaciones de salud, buscaba la tumba de su madre, María Dolores George, fallecida hace 22 años.

Los hijos de Brígida García, quien falleció hace 12 años, estuvieron ayer en su nicho del Cementerio de la Máximo Gómez.

 La recuerdan como una mujer extraordinaria que los educó y les enseñó a ser honrados.

Las escenas de dolor, recuerdo y tristeza se multiplicaban ayer entre los familiares que visitaban a sus madres muertas.

Unos rezaban, otros lloraban y colocaban flores, mientras otros miraban la tumba en forma contemplativa, así se recordaba ayer a las madres que se marcharon.

Las ventas.  Como ya es tradición, los vendedores de flores y velones se quejaban de que el negocio estaba flojo, mientras trabajadores se ofrecían para limpiar las tumbas o colocar las flores.

Ese trabajo era realizado en algunos casos por los propios hijos, hembras y varones.

La funeraria Blandino y el Ayuntamiento del Distrito Nacional organizaron en forma simultánea actos religiosos, mientras al mismo tiempo entregaban flores y velones a los familiares de los difuntos. Eso mermó las ventas.

Zoom
Privado  y seguro
 El ejecutivo de la  administración de  Puerta del Cielo señala que sus visitantes tienen la comodidad de pasar un tiempo en el sitio donde están sus familiares muertos sin que nadie los moleste, ya sea en terrazas, panteones o columbario, para quienes optan por la cremación. Leonardo Vargas explica que en los nueve años tienen 1,700 personas inhumadas. La idea es crear una nueva cultura.

 

 

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