A, e, i o, u, repetía una y otra vez Hilario Luciano Lugo mientras esperaba su relevo tras una jornada de trabajo como sereno. Él es uno de los 254,020 dominicanos iletrados que en apenas dos meses de ingresar al programa Quisqueya Aprende Contigo ya sabe escribir su nombre.
Para él, eso es la cosa más grande del mundo, pues a sus 51 años de edad jamás pensó que tendría la oportunidad que nunca tuvo en sus años mozos, cuando la pobreza en que aún vive, le impidió asistir a la escuela. Yo vivía en un campo atrasao y los papases míos, lo que hacían era atender animales, trabajar en conuco, y a nosotros los muchachos nos ponían a eso también y no nos dejaban ir a la escuela, porque había que buscar lo que uno se iba a comer, cuenta Hilario cuando se le pregunta por qué no sabía de letras.
Ahora, él pasa toda la noche trabajando en una jornada que inicia a las 5:00 de la tarde y termina a las 7:00 de la mañana, y en vez de ir a dormir y descansar para renovar fuerzas para su siguiente turno, el entusiasmo por el mundo nuevo que está descubriendo lo motiva a permanecer despierto estudiando.